El frío y la lluvia jugaron una mala pasada este fin de semana a la Hermandad de Donantes de Sangre del Principado de Asturias. El colectivo cerró este domingo en el vestíbulo del Campoamor y la unidad móvil instalada en el exterior del teatro su edición del clásico maratón de donaciones más floja, a juicio de los organizadores, por culpa de la meteorología. “Con este tiempo cuesta salir de casa”, indica con cierto tono de decepción el presidente de la Hermandad, Luis Suárez.

En total, apenas se recogieron 200 bolsas durante los tres días que duró el maratón. El número se queda incluso por debajo de las 256 del último maratón, cuando la situación sanitaria era peor, y muy lejos de las convocatorias más gloriosas. “Normalmente pasábamos con creces las 300 bolsas”, apunta Suárez, confiado en que los próximos maratones en otras localidades asturianas se saldarán con mayor éxito. “En las ciudades estamos más a expensas de que el día este bueno y pillemos a gente caminando, pero en los pueblos la gente viene más a piñón fijo”, comentan los promotores, que se la prometían felices después de recoger más de cien bolsas el viernes, el día más fuerte con diferencia.

Las personas que se animaron a donar, además de llevarse la satisfacción de contribuir solidariamente a ayudar a los demás, se llevaron a casa varios obsequios entregados por los veteranos voluntarios, que mantuvieron el buen humor pese a los decepcionantes datos de donaciones. “A ver si además de volver estos para la próxima conseguimos atraer a más”, apuntó el vicepresidente de la Hermandad, Antonio López.