La Catedral de Oviedo se quedó ayer pequeña para congregar a los numerosos asistentes, deseosos de presenciar el tradicional concierto de Navidad de la Orquesta y Coro universitarios, que con más de media hora de antelación habían tomado la plaza de Alfonso II.

La primera mitad del concierto, con dirección de Pedro Ordieres, puso en liza a la orquesta, interpretando con solidez y cierto dramatismo los dos primeros movimientos de la Sinfonía número cuatro de Schumann.

Sin pausa, Joaquín Valdeón tomó la batuta para comandar al coro en el “Himno de Cherubines” de Chaikovski y el “Dona nobis pacem” (de Vasks), con la participación de Guillermo Martínez como organista.

Para redondear la agradable velada musical, de algo más de una hora de duración, ambas agrupaciones se fusionaron para ofrecer el villancico compuesto por Gabriel Ordás, que también asistió al recital de ayer, “Hoy ya no llueve”, con una ejecución muy esmerada y llena de lirismo por parte de todos los músicos.