Santiago González del Valle es el presidente de la Sociedad Filarmónica de Oviedo, entidad que este mes organiza dos conciertos solidarios en favor de Ucrania en el teatro Filarmónica: el primero, mañana (19.45 horas), protagonizado por el “Ensemble 4.70”; y el segundo, el próximo día 31 (19.45 horas), patrocinado por la Fundación EDP y con el “Ensemble Ars Mundi”, que dirige Yuri Nasushkin. LA NUEVA ESPAÑA, el Ayuntamiento de Oviedo y Cruz Roja colaboran en ambos conciertos, y Proima-Zebrastur y RTPA en el segundo. La Sociedad Filarmónica de Oviedo ha abierto una cuenta para recaudar donaciones destinadas a Cruz Roja: ES59 0081 5051 5300 0324 2430.
–¿Cómo surge esta iniciativa?
–Los conciertos, realmente, estaban ya programados dentro de nuestra temporada anual. Habíamos pensado en hacer algo, pero fue hablando con la Fundación EDP, que nos propuso organizar un concierto solidario y nos pusimos manos a la obra. Lo extendimos a dos conciertos, la Fundación EDP nos dijo en seguida que patrocinaba el segundo y firmamos un convenio de colaboración a tres bandas con Cruz Roja. El proyecto es sencillo, se trata simplemente de dar un poco de vida a los refugiados por la guerra de Ucrania, juntar lo artístico con lo solidario. En cuanto acudimos a otras entidades, como LA NUEVA ESPAÑA, recibimos un apoyo cerrado desde el primer momento, y también se sumaron.
–¿Cómo se gestiona esa “fila cero” que han creado para los conciertos?
–El dinero va directamente a Cruz Roja, a beneficio de los damnificados y, especialmente, de los desplazados por la guerra en Ucrania.
–¿Es una necesidad moral ayudar a esas personas?
–Sí. Los ucranianos desplazados por la guerra son personas que lo están pasando realmente mal. Cruz Roja hace una gran labor humanitaria en Ucrania, pero estas personas también necesitan ayuda y asistencia.
–Este proyecto se enmarca también en la política aperturista que ha emprendido la sociedad, con acuerdos con otras entidades como La Castalia o la Ópera.
–Era un proyecto que teníamos previsto hacía años. Hubo que posponerlo por la pandemia, pero necesitamos renovar la nómina de socios y buscar la manera de captar nuevos abonados, es una época bastante difícil. La Sociedad Filarmónica cuenta con la fidelidad histórica de sus socios, son ya 116 años de historia y cuatro generaciones. Todo ello solo con iniciativa civil, lo que es casi un milagro. Ahora lo que tenemos que hacer es renovar el público, pero es difícil: estamos en una época de crisis de público en todos los sentidos, y Oviedo tiene una oferta musical tremenda, pero a veces se olvida que esta oferta se creó gracias a la labor previa de la Sociedad Filarmónica. Pero mantenemos el apoyo de nuestros socios, un apoyo fiel y encomiable.
–A finales de 2020, en una situación límite, pidieron ayuda al Ayuntamiento, que les ha dado algunas subvenciones. ¿Están ya fuera de peligro?
–Aquella ayuda nos permitió reconducir la situación, es de agradecer la respuesta del equipo de gobierno. Este año nos han dado otra subvención, con la que podemos empezar a despegar y emprender proyectos como este. Son aportaciones que nos permiten capear un poco el temporal.
–¿Cuántos socios tienen ahora?
–Alrededor de 300. En el pasado llegamos a tener 4.000, y hace no muchos años teníamos 1.500. Pero la reforma del Filarmónica (2004-2009) fue nefasta para nosotros. Primero porque nos mandaron esos años al Auditorio, un tiempo en el que perdimos 800 socios, y luego porque a la vuelta, entre la reducción de butacas del teatro, que pasó de mil doscientas a setecientas y pico, y la crisis económica, sufrimos otro bajón que hemos ido arrastrando. Necesitamos imperiosamente captar nuevos socios.
