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La pasión “milenaria y saludable” por los bolillos llena el Calatrava de Oviedo

“Es una tradición y una cura para la depresión y la artrosis”, dicen las asistentes al encuentro, que citó a seiscientas encajeras en la ciudad

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EN IMÁGENES: La pasión por los bolillos llena el Calatrava de Oviedo JAIME CASANOVA

El Calatrava se puso este sábado al hilo para llenarse de apasionadas del mundo de los bolillos, “una afición milenaria y saludable”. El recuperado encuentro de encajeras, que pasó dos años en blanco a causa de la pandemia, permitió a la asociación “Ciudad de Oviedo”, organizadora del evento, volver a ejercer de anfitriona de decenas de colectivos de aficionadas a este arte ancestral llegados de distintos puntos del país. “Con mascarilla ya ni nos conocíamos”, bromeó la presidenta del colectivo, Rosa Estrella Brasero, entusiasmada por conseguir la participación de 600 personas a pesar de que “todavía hay miedo al virus”.

Manuela Fernández, Mari Fernández, Carmen Otero, María Jesús Rodríguez, Pili Correa y María del Carmen Blanco llegaron el viernes procedentes de Vigo, ansiosas por repetir las buenas experiencias vividas en sus visitas previas a la crisis sanitaria. “Esto te engancha, es una tradición y encima es la mejor medicina para la depresión y la artrosis”, celebró en voz alta Otero, dispuesta a repetir parada en la capital asturiana en los años venideros. “Vamos a todos los encuentros que podemos”, apuntó.

La pasión “milenaria y saludable” por los bolillos llena el Calatrava

Desde más cerca, concretamente desde Valdelafuente (León), llegaron Matilde Alonso, Sonia Gutiérrez, Amalia García, Candi García y Pili Martín. “Teníamos muchas ganas tras el parón de la pandemia”, reconoce Alonso, que no ve más que aspectos positivos en la actividad del encaje de bolillos. “Es muy entretenido, un arte muy antiguo que hay que mantener y aunque se tarda mucho en hacer algo, cuando ves el resultado no hay dinero que lo pague”, relata.

La pasión “milenaria y saludable” por los bolillos llena el Calatrava

La mayoría de los asistentes lo hicieron en grupos, cuyas estancias se alargan durante todo el fin de semana con una jornada sabatina centrada en el encaje. “Es muy llevadero, enseñamos a la gente cómo se hace, pero paramos a comer y salimos a dar una vuelta por la ciudad”, coinciden las integrantes del grupo leonés que, como el resto, también aprovecharon para comprar materiales de última generación para su gran pasión. “Estamos vendiendo muchísimo”, declaro Antoni Ramírez, comerciante del sector llegado desde Barcelona junto a su mujer Rosa María Jordá, que ayer hicieron el agosto. “La gente busca calidad y nosotros la tenemos”, dijeron para explicar las colas formadas en torno a su puesto.

En el encuentro no faltó el clásico animado almuerzo y la música de la banda de gaitas “Ciudad de Oviedo”, que hizo a todas las foráneas sacar el móvil para grabar sus actuaciones. “Asturias es preciosa”, suspiró Sara Díez en pleno rodaje.

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