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Los jóvenes ovetenses necesitan destinar el 60% de su salario para alquilar un piso

La mayoría, ante las dificultades que tienen para acceder a una vivienda, opta por compartirla para repartirse los gastos y poder independizarse

Por la izquierda, Claudia Cue y Paloma Grossi García

A la ovetense Claudia Cue, estudiante de cuarto de Conservación y Restauración del Patrimonio de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) le gustaría, cuando pueda independizarse, "vivir cerca del lugar de trabajo compartiendo piso, para que los gastos sean también conjuntos. Si eres joven, lo primero que buscas es la comodidad y ahorrar todo el dinero posible". Algo similar opina Paloma Grossi, también ovetense y que acaba de finalizar el grado en Publicidad y Relaciones Públicas, en la misma universidad madrileña. "Ahora, en septiembre, comienzo a compartir piso porque creo que es una de las experiencias que los jóvenes deberíamos vivir. Pero también soy consciente de que sin la manutención de mis padres no me lo podría permitir, porque no tengo todavía trabajo".

Los datos ratifican sus sensaciones. Un estudio que acaba de divulgar el Consejo de la Juventud señala que los jóvenes ovetenses deben destinar el 60% de su, ya de por sí exiguo salario, si quieren alquilar un piso para independizarse y comenzar una vida fuera del nido paterno. Todo un hachazo para unos ingresos que a esas edades no están para demasiadas alegrías. En el caso de que quieran comprar, el porcentaje que deben destinar a sufragar la hipoteca cada mes es algo menor, el 41%. Pero tiene truco. Porque para comprar un piso los jóvenes –y los no tan jóvenes– tienen que afrontar una entrada inicial que, en la mayoría de los casos, es desorbitada. Por eso muchos ovetenses se están dirigiendo ahora hacia el alquiler. Y más concretamente al alquiler compartido. Entre unos cuantos la carga de la independencia se lleva mejor.

El autor de este estudio sobre la emancipación, el sociólogo del Consejo de la Juventud de España, Joffre López Oller, explica que suele ocurrir que el coste de acceso a la vivienda (ya sea en régimen de alquiler o de venta) suele ser más elevado en aquellos municipios en los que hay una mayor concentración de jóvenes. "Las grandes ciudades atraen a gente joven, que no se mueve solo por razones económicas", señala. Así ocurre en Oviedo. Y añade que todo lo que sea dedicar más del 30% de los ingresos a pagar la hipoteca o la renta de la casa ya es un porcentaje que se considera bastante alto. Excesivo. En el caso del alquiler en Oviedo es el doble.

"Para los jóvenes alquilar ya es más caro que comprar, los precios de las rentas están subiendo y se exigen también muchas más garantías, como tener unos ingresos estables. Por eso muchos jóvenes se lanzan a compartir vivienda", asegura López. En grupo la carga se hace menos pesada. "Te piden unas garantías y unos avales que son una barbaridad. Otro dato curioso del mercado del alquiler es que las viviendas que están baratas desaparecen de los portales donde se ofertan de forma muy rápida, de hecho muchas ni si quiera llegan a anunciarse, con lo que solo quedan las caras para elegir", resalta.

Comprar también está complicado. "Para poder afrontar la entrada de un piso los jóvenes deberían de estar ahorrando durante cinco o seis años, lo que en la mayoría de los casos es imposible porque a esas edades ninguno tiene tanta experiencia laboral", señala.

Por el momento, Carla Cue no considera la idea de emancipares como un objetivo inmediato. Lleva tres años viviendo y estudiando en Madrid, por lo que de alguna forma ya está medio emancipada, pero con el sostén paterno. "Dependo económicamente de mis padres", señala, "mi idea de futuro es no volver a casa, aunque puede que en algún momento tenga que hacerlo. Pero no tengo la necesidad de pensar en ‘me tengo que ir de casa ya’". Aunque con un pequeño matiz. Agrega que "si hablamos del concepto de emancipación desde el punto de vista de no depender económicamente de mis padres, pues sí que me gustaría que fuera pronto. Mi idea después de acabar la carrera, que sería el próximo año, ya que empiezo cuarto, es trabajar para poder ahorrar dinero y hacer un máster, pero seguiría contando con que mis padres me pagaran un alquiler. Es una idea que todavía estoy pensando, no lo tengo claro".

Lo cómodo es vivir con los padres. "Al final es lo más fácil, no tienes excesivas preocupaciones, ya que el mayor peso como pagar luz, agua y demás gastos (aunque ayudes económicamente) lo tienen tus padres; y tu sigues ahorrando. Entonces entras en un bucle en el que como estás bien, no quieres salir de la zona de confort", apunta. Y añade: "Tus padres (en la mayoría de las familias, yo hablo por la mía) te dan la comodidad y la seguridad de llegar a casa y tener un plato de comida o no tener la preocupación de pagar a final de mes la luz, el agua, etc".

«Cuando eres joven buscas ahorrar todo lo posible», afirma la ovetense Claudia Cue

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Uno de los problemas para que los jóvenes se emancipen, a juicio de Cue, es el de los salarios. Por lo general, bajos. "La precariedad de los salarios también es bastante importante, al final parece que estás trabajando para sobrevivir y nadie lo quiere. Si ganas 900€ y no te llega para pagar un alquiler o una hipoteca, agua, luz, wifi, gasolina y demás gastos pues tienes que descartar la opción de vivir solo".

Ninguna de las dos jóvenes ve claro su futuro laboral dentro de Asturias. Paloma Grossi lo explica así: "Oviedo, y Asturias en general, no dan las oportunidades que se pueden encontrar en otras comunidades. Y sobre todo yo que estoy enfocada en el ámbito de las ciencias sociales, ni Oviedo ni Gijón disponen de puestos suficientes como para aportarme una salida laboral. A la hora de trabajar siempre se nos dice a los jóvenes que no hay ni oferta ni futuro aquí, por eso muchos ante estas expectativas decidimos salir fuera a otra región, ya sea para estudiar o para trabajar". De hecho, a corto plazo no se plantea regresar a su tierra. "Oviedo me parece una gran ciudad para vivir, pero dudo que encuentre un trabajo relacionado con mi grado aquí. En el caso de que hubiese la posibilidad de volver, es decir que encontrara trabajo, no volvería ahora, me gustaría probar a vivir en otras ciudades y después no me importaría asentarme aquí, pero cuando tenga más edad". También pone el acento en que considera que la situación laboral ha ido empeorando durante estos últimos años.

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