"Asturias está surcada de antiguas rutas de pastores que debemos recuperar; la mayor parte de ellas se encuentran comidas por la maleza". Lo explicó ayer en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA Francisco Ballesteros, montañero y profesor jubilado de la Facultad de Derecho de la Universidad de Oviedo, que relató el camino alternativo a la conocida senda de La Jocica, en Amieva, que va de Bellanzo a Carombo por el Rejuelle.

"Decidí hacer y reconstruir un recorrido que era normal para los pastores de la zona y que hoy se ha perdido prácticamente", indicó Ballesteros, que estuvo acompañado ayer en el Club por conocidas caras del montañismo asturiano, como la geóloga Elisa Villa o Erik Pérez, el guía de montaña en activo más antiguo de los Picos de Europa.

A Ballesteros, ovetense y por méritos propios hijo adoptivo del concejo de Amieva, le hacía especial ilusión transitar de Bellanzo a Carombo por los altos, dejando abajo la senda de La Jocica que discurre cercana al río Dobra.

En ese especial viaje por la montaña de una zona de Asturias que conoce bien, el montañero pudo comprobar los estragos que ha causado la maleza a lo largo de la ruta. "Sería necesario acometer una limpieza de rastrojos, sobre todo si se tiene en cuenta que en esas condiciones las vacas ni siquiera pueden acceder al terreno", señaló. En estos momentos el camino apenas se utiliza, y a medida que vaya pasando el tiempo quedará más oculto. "Por allí ya no va nadie; hay que tener capacidad física y conocer el terreno; pero merece la pena recuperarlo porque se trata de un camino histórico", precisó.

Como suele hacer en todas sus expediciones, en esta ocasión Francisco Ballesteros se hizo asesorar por quienes conocen de verdad el territorio. En este caso fue Enriqueta Llanes, de Sames, hija del pastor Mingo Llanes, que le dio uno a uno los nombres que se han empleado tradicionalmente para nombrar los enclaves de la ruta.

"La salida es desde la majada de Bellanzo de Arriba y de allí a Cuvellía, Viscaredonda, La Majada del Rejuelle y la Cuenye del Roxu", señaló Ballesteros, que también reclamó una mejora en la señalización, muy necesaria para los montañeros. "Eso ocurre incluso en caminos tan transitados como el de La Jocica, que siendo tan conocido está muy mal marcado", indicó.

Aunque hoy quedan lejanos los tiempos en los que esas majadas de Amieva tenían nieves casi perpetuas, (la pequeña edad de hielo, que provocó numerosas muerte por aludes, llegó hasta mediados del siglo XIX en Asturias), los paisajes siguen siendo igual de majestuosos. "Por encima de la presa se llega a Bellanzo donde ponemos punto y final a este recorrido", recalcó Francisco Ballesteros.