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Vox, a por la llave del gobierno

La formación que encabeza en Oviedo Cristina Coto quiere crecer en concejales para forzar una coalición con el PP

En Vox bajan la voz cuando uno pregunta por las candidaturas. No es todavía, dicen, el momento de hablar de nombres ni de listas. Pero una calma tensa suena en el fondo de las conversaciones. El partido a la derecha del PP, que llegó en 2019 por primera vez al Ayuntamiento de Oviedo, con dos concejales, ha ido recorriendo estos cuatro años impulsado por su crecimiento a nivel nacional, y a pesar del relativo receso que han supuesto, en este venirse arriba, los resultados en las andaluzas, sus cuentas son multiplicarse por dos o por tres y convertirse en la nueva muleta de Canteli en un gobierno de coalición.

Los alianzas entre PP y Vox allí donde ha sido necesario para gobernar, les dan la razón en sus planteamientos previos, pero en el caso de Oviedo hay ciertos condicionantes que hacen mucho más complicada la ecuación.

Si uno parte de la situación actual del Pleno, los planes de Vox se podrían traducir como sustituir en sus asientos a los cinco concejales de Ciudadanos que hoy, con los nueve del PP, dan a Canteli la mayoría absoluta justa para gobernar. Cristina Coto y Hugo Huerta tendrían, pues, que convertirse en tres más, o, indican los más optimistas, llegar a los seis concejales. El problema es que el hueco que pueda dejar Ciudadanos en Oviedo, si se repite también aquí el descalabro que ha sufrido en otros territorios, no va a desalojar votos para Vox. Las papeletas naranjas se repartirán, previsiblemente, entre el PP y el PSOE. Vox no puede crecer a costa de una hipotética desaparición de Cs en Oviedo.

El otro problema es el candidato de los populares. Un alcalde como Alfredo Canteli ofrece al electorado un perfil lo suficientemente conservador, de derechas, como para dejar hueco a un crecimiento por ese lado. Además, históricamente, los bloques en Oviedo han estado bastante igualados. Es decir, es muy difícil que en las mismas elecciones el PP crezca y se aproxime a la mayoría absoluta, como predican los populares más optimistas, y que Vox de un salto suficiente para convertirse en llave de la gobernabilidad.

Dando por hecho, pues, que la persona que encabece la candidatura de Vox en Oviedo tendrá que disputarle el mismo espacio a Canteli, surge la pregunta de quién puede interpretar mejor ese papel. La actual portavoz de Vox en el Ayuntamiento y anterior candidata, Cristina Coto, no ha dado ningún paso al frente para repetir en el puesto. Tampoco ha dicho lo contrario. Su pasado en el PP y en Foro y su perfil de orden, muy lejos del tono bronco, de debate agrio, que se ha visto a otros candidatos de su partido, puede pesar en su contra. Pero las fuentes consultadas del partido dan por bueno el trabajo realizado a lo largo de este mandato en Oviedo.

Aprueban el trabajo de Hugo Huerta y de Coto pero callan las tensiones internas que este tándem ha vivido. Los concejales del resto de grupos saben bien que las relaciones de la portavoz de Vox con su segundo edil no son buenas, que Huerta no ocupa el espacio al que aspira en el trabajo municipal y que no oculta, cuando puede, su descontento. La agrupación municipal de Vox la dirige Coto y lo hace con mano dura, prescindiendo, si no son de su gusto, de los colaboradores, como ha sucedido ya con dos asesoras del grupo.

Más allá de las fronteras del Ayuntamiento, la rumorología sobre un posible recambio en la cabeza de la lista de Vox en Oviedo apunta en varias direcciones. Una, en clave muy local, dibuja un retrato robot al que no se le ha puesto todavía nombre y donde algunos habituales intentan reconocerse a sí mismos. La idea, para mejorar la apuesta de Cristina Coto, sería fichar a un profesional liberal no demasiado mayor, con tirón, conocido, muy Oviedo. Se admiten, también, variantes de esta fórmula, en las que se han barajado nombres de conocidos abogados o arquitectos.

La otra clave, todo lo contrario, es la de apostarlo todo a la marca y buscar un candidato sin pasado, sin nombre, un conjunto vacío sobre el que cargar todo lo que Vox quiere presentar en Oviedo, y que se inclinará por el lema de la "parálisis municipal". Cuando a un destacado político asturiano de Vox se le pregunta por la dificultad de competir por la derecha con Canteli lo resume con esa idea: "Si por conservador entendemos una persona que no avanza, sí, con Canteli Oviedo avanzó muy poco, y si algo ha demostrado esta ciudad es que es muy pragmática, puede votar también a la izquierda, lo que va a buscar es que solucionen los problemas, y si lo que tiene no los soluciona puede buscar otras alternativas".

Pero nada dice de quién puede ser el que agite esa bandera. Las pautas que maneja el partido indican que la proclamación de candidatos será antes de diciembre, que el proceso empezará en septiembre y que no habrá primarias. El Comité Ejecutivo Regional hará recomendaciones y el Nacional designará. Se espera que eso suceda después del "Viva 22", lo más parecido a una convención de partido que Vox celebrará, previsiblemente, en octubre.

Queda, por último, otra opción que algunas fuentes próximas a Vox aseguran que se ha intentado poner en marcha a principios de este año, aunque con resultados, de momento, fallidos. Es el movimiento que, dentro del partido, considera que el diputado nacional Jose María Figaredo (Gijón, 1988) sería un candidato "cunero" perfecto para Oviedo. Cumple todos los mandamientos del partido, está en él prácticamente desde su fundación y en Asturias, y Oviedo, tiene el tirón de ser el nieto de Jose María Figaredo Sela, además de sobrino del exvicepresidente del gobierno Rodrigo Rato.

Pero Figaredo, según estas fuentes, habría declinado totalmente el ofrecimiento, en caso de haberse producido. El joven abogado está muy a gusto en su papel en el parlamento nacional y, al margen de sus habituales aterrizajes en Oviedo, alguno junto a la portavoz Cristina Coto, para denunciar la falta de compromiso del gobierno nacional con la ciudad, quiere seguir en Madrid. Otra cosa sería hasta dónde llega la disciplina de partido y cuánto interesa sacrificar en la batalla de Oviedo. La incertidumbre, en este caso, juega a favor de volver al punto de partida y poner las cartas en la mano de Cristina Coto.

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