No es fácil pedalear si uno ve los palos ajenos en la rueda y no se percata de la viga propia metida entre los radios. Para remunicipalizar no basta con cargarle el muerto a Montoro y cagarse en la troika y el austericidio. Hacen falta políticos audaces y sagacidad jurídica. Nadie dijo que fuera fácil, pero a la vista de las primeras sentencias parece que la armadura legal con la que el Ayuntamiento pretendía levantar el nuevo servicio de Recaudación era más bacía de barbero que yelmo de Mambrino. Y echarle la culpa a las leyes nacionales me recuerda al mal estudiante que señala al profesor por su suspenso y apela al derecho universal al aprobado. La remunicipalización también hay que ganársela. Si el sistema está montado para que se lo lleven crudo los grandes capitales, los autoproclamados gobiernos del cambio tendrán que ser más ingeniosos y capaces que los que blindaron el terreno de juego. Llegados a la mitad del partido, ya no valen las excusas. Revisen la alineación, hagan algo, porque les están ganando por goleada y el árbitro no les va salvar.
