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León Garzón, padre y científico inagotable

Homenaje de una hija al catedrático emérito de Energía Nuclear

Garzón, el profesor, el científico, es mi padre; un orgullo inmenso que se expande en mí como el Universo.

Me hiciste creer que tu longevidad pertenecía al concepto de lo infinito, como todo lo tuyo, papá: tu conocimiento, tu interés, tu entusiasmo, tu creatividad, tu memoria?

Conversar contigo siempre ha sido viajar en el espacio y en el tiempo, desde el Big-Bang hasta el origen de la vida, el radón y los depósitos de uranio, pasando por Unamuno, el Quijote y la "Venta de Cidones" de Machado, hasta llegar a ese abanico tuyo de conclusiones que abarcan desde la condición humana hasta la naturaleza de la luz y de la mente. Nunca indiferente ante cualquier tema de actualidad, tus opiniones se gestaban desde la perspectiva del conocimiento, siempre originales, siempre dispuesto a expresarlas y compartirlas.

Recuerdo los veranos en Ribadesella, nos reíamos a carcajadas con tus bromas afiladas, con los motes que ponías a todo el mundo o cómo les imitabas, con tus genialidades, con las palabras y canturreos que te inventabas. Disfrutabas provocándome. Y al anochecer, bajo el cielo estrellado, me hacías comprender que somos polvo de estrellas y me dabas las claves para entender mejor el orden y el caos de este mundo. Me mostrabas tanto la posición de Deneb del Cisne y las Pléyades como la luz de las luciérnagas o el canto de los grillos, mientras paseábamos maravillados por el jardín. Mirábamos juntos aquella estrella ya extinta y me relatabas su explosión como supernova y su permanencia como cadáver estelar: un agujero negro. Nunca olvidaré esas noches de verano que siempre intenté reproducir con mis hijos. Y a tu lado, entendí que la pasión por la ciencia es la responsable de tu alegría perenne, de tu entusiasmo vital, y que el conocimiento genera una forma de felicidad contagiosa, como la reacción en cadena responsable de la energía nuclear.

Nada te proporcionaba más placer que observar el mundo, con inagotable curiosidad, nada escapaba a tu mirada, desde la estructura fractal de una hoja del helecho a la personalidad sorprendente de tu nieto Alfredo. Siempre trabajando, llegaba a casa un sábado por la noche y te encontraba escribiendo con el sonido de fondo de la calculadora o los conciertos de Brandenburgo mientras preparabas tu siguiente artículo para publicarlo en la revista Science. "Llevas una vida de crápula, Gloria", me decías, mientras te daba un beso antes de irme a la cama. No había sermones, solo opiniones, posturas ante la vida, sabios consejos. Estas han sido las herramientas con las que me has educado.

En la última etapa de tu vida, me llamabas por teléfono a cualquier hora, entusiasmado, para recomendarme un libro de anatomía para mis hijos, una dirección de internet sobre los belemnites del jurásico o para preguntarme sobre el fruto del diente de león o la teoría de la endosimbiosis de Lynn Margullis. Eras inagotable, papá, en tu afán de saber, de conocer, de interesarte por todo.

Recordábamos juntos tu vítor en la Universidad de Salamanca, y me describías el reflejo de la luz sobre la arenisca de la Casa de las Conchas cuando la mácula degenerativa se apoderó de tu vista. Pero tu visión estaba en tu cerebro y la profundidad de tu mirada no estaba en tus ojos. Por eso seguías soñando, lleno de ilusión y de motivaciones.

En el último año, te preocupaba la posibilidad de un evento catastrófico para la humanidad. Como siempre, con acierto premonitorio, adelantándote a los acontecimientos, nos ha llegado tu "meteorito microscópico" procedente de China.

Sé que el azar de la genética no podrá repetir tu esencia, pero tus genes, papá, son inmortales. Tu fortaleza mental de titanes y tu energía vital en constante intercambio y transformación, permanecerán como el eco de la radiación de fondo del Universo

Gracias papá, por sentir pasión por mis hijos Alfredo y León; nos hiciste amar al padre y al abuelo y admirar al profesor y al científico, y este caleidoscopio de significados que tienes para mí, para nosotros, sigue iluminando nuestras vidas.

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