La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La Ópera no es una situación novedosa

El escaso respaldo a la temporada lírica de Oviedo por parte de las instituciones

Tengo muy claro que cuando uno cesa en una dedicación, en este caso la ópera, no debe tener la tentación de indicar, influir o sentenciar respecto del devenir posterior.

Sin embargo, no manifestar opinión en este momento sería casi delito de “lesa sociedad” o cuando menos , de “lesa sociedad operística”.

Recientes opiniones públicas, en términos relativos, van cargadas de menosprecio o, cuando menos, de desdeño, no solo hacia los gestores de Ópera de Oviedo, sino hacia unos ciudadanos cuya única falta es tener afición a esta rama de la Cultura que es la ópera y pagar por ello.

En el ejercicio 2020-21, la ópera de Oviedo ha sido un ejemplo digno de la mayor felicitación porque ha hecho posible que la temporada, en lo cultural y en actividad, llegase a buen puerto íntegramente, aunque para ello los responsables hubieron de romperse la cabeza y algo más. No reconocer ese ímprobo y benéfico esfuerzo es carecer de luces largas para apreciarlo.

Y junto a esto, o más importante que ello, es que realizando 28 funciones no haya habido ni un solo caso de contagio. Ópera de Oviedo fue uno de los escasos espacios “covid free” activo en el mundo de la escena.

Ópera de Oviedo no fue nunca un experimento cultural fallido, y van 74 años; ni nadie tuvo que acudir en ningún momento para rescatarla de un concurso de acreedores o parecido, por su mala gestión.

Ópera de Oviedo es una realidad cultural que ha salido siempre adelante en base a un férreo control presupuestario (en los meses de octubre a diciembre anterior a cada temporada se realiza el presupuesto con asignación de responsables de las posibles desviaciones) y a una transparencia absoluta y necesaria sobre todo en entidades de esta índole (todos los patronos tienen en su poder ejemplar de las cuentas auditadas y el socio en general tiene un tiempo estatutario para examinar las cuentas, en cuyo momento uno de los auditores estará a disposición del peticionario).

Pues bien, del esfuerzo titánico que Ópera de Oviedo ha tenido que hacer en la temporada 73.ª se han beneficiado dos “entes”:

- La ciudadanía (quiero entender aficionados a la opera).

- El Principado (las arcas públicas del Principado y del Estado, que reciben mucho más que las subvenciones concedidas, según minucioso detalle en LNE de 18 de mayo pasado).

Dos “entes” que la señora consejera de Cultura pone a la misma altura (LNE, 12 de mayo) no sé si con ánimo de enfrentamiento, o con el de autoeximirse de responsabilidades (los esfuerzos adicionales no son del Principado, son de la ciudadanía).

Sabina Puértolas y Regis Mengus, en el montaje de “Les mamelles de Tirésias”. | Iván Martínez

Pero hay algo muy importante que no se debe echar en el saco del olvido. Cuando el país estaba conmovido y asolada la actividad económica, la Fundación Ópera de Oviedo decide acometer la actividad programada en toda su extensión, no solo para disfrute del aficionado, sino para que los 138 trabajadores (según estudio de Deloitte, que como patrono también debe obrar en la Consejería de Cultura) no se acogieran a ERTE o se fueran al paro.

Ello significó no solo un oasis dentro del desierto de actividad económica, sino un ahorro muy importante a las arcas públicas (138 trabajadores, a una media de 700 euros x 7 meses de actividad, en total, significa el mencionado ahorro, la suma de 676.200 euros).

Por cierto, la Consejería de Cultura es miembro de pleno derecho del Consejo Rector de la Fundación Ópera de Oviedo (según acuerdo del Consejo de Gobierno del Principado de Asturias de 10 de febrero de 2012). A tal efecto sería bueno para la sociedad saber si este “poner pies en pared” de la señora consejera (hacer la temporada de ópera iba a tener un coste, nadie se puede llamar a engaño) esté recogido en alguna de las actas de las reuniones habidas al respecto. No puedo opinar de la capacidad de gestión de la señora consejera, pero ¿de verdad cree que no hacer la temporada iba a tener una menor pérdida?

Sea como fuere, señora, me parece una falta de sensibilidad o de capacidad ese trato a una institución por cumplir con su fin y en tan difíciles momentos, aplicando estrictamente las normas sanitarias prescritas (la drástica disminución de aforo impuesta fue la que fundamentalmente provocó la desviación en el Presupuesto) y lo que es más paradójico en beneficio de toda la sociedad, incluidas las arcas del Principado de Asturias, cuando lo que la Ópera necesita en este momento es un apoyo puntual para salvar la incidencia de la pandemia. Apoyo que me temo no llegará dado que, por lo manifestado, en el limitado concepto de cultura que la señora consejera exhibe, la ópera no es acreedora a ese citado puntual apoyo: “La de la ópera de Oviedo no es una situación novedosa...” Frase enigmática y que, si no es aclarado el enigma, habrá que suponerle insidia y mala fe. Es posible, no obstante, que la señora consejera se preocupó de ver los antecedentes en el trato de su Consejería a la ópera de Oviedo.

Estoy seguro, por tanto, que se habrá encontrado, entre otras, las siguientes “perlas”:

En diciembre de 2003, la entonces consejera de Cultura, señora Migoya, decide reducir a 180.300 euros los 240.000 euros aprobados en los Presupuestos del Principado. Ante tan ilegal como descabellada determinación, al día siguiente la propia consejera rectifica y vuelve a la cifra de 240.000 euros, eso sí, pagadera la diferencia en “pequeñas diócesis” y por un método pintoresco-rocambolesco. Método que debía de ser generalmente utilizado porque, posteriormente y de igual forma, fue saldada una vieja deuda por compra de entradas.

A comienzos de 2004, Cultura propone mantener una colaboración con la Temporada de Ópera de 1 millón de euros en cuatro años, hasta 2008 (250.000 euros al año). El primer año del convenio y siguientes, vuelven a aparecer los 240.000 euros.

Hasta 2007, en que la consejera Rodríguez Cañas en rueda de prensa de 13 de noviembre de 2007 anuncia un incremento del 46,67%, elevando la subvención a 354.400 euros, pero, ¡¡oh, desdicha!!, llega la prórroga del Presupuesto y vuelven los 240.000 euros .Salvada la mencionada prórroga, no crean que vienen los 354.000, no, qué va, vuelven los 240.000 euros.

Todo este relato, mucho mejor expresado, lo puede leer la señora consejera en LNE (de 3-12-2008) donde aparece la palabra “engaño”. Quiero suponer que cuando dice que la situación de la ópera no es novedosa se refiere a esto.

Por no hacer más largo el relato resumiré que, mientras la actividad propia y los impuestos aplicables a ella han ido en aumento, la subvención ha ido decreciendo hasta los 125.000 euros actuales.

Pero no quiero perder de vista el objeto de este escrito, que no es otro que responder a unas, cuando menos, ligeras e improcedentes manifestaciones y apoyar la petición de esta ayuda puntual ante quienes se beneficiaron, en lo económico, de la plena actividad en forma de impuestos (Principado y Gobierno central) y por mantener a los trabajadores en activó con el consiguiente ahorro en ERTE, o paro.

Ciertamente, las situaciones de agravio y menosprecio a la ópera de Oviedo “no son novedosas”, pero son tantas que harían este relato tan largo que, de momento, vamos a dejarlo aquí.

Compartir el artículo

stats