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Carlos Fernández Llaneza

Teatro Celso

El ocio en la ciudad a comienzos del siglo XX

Si pensamos en teatros de Oviedo, a buen seguro que pensamos en el Campoamor y en el Filarmónica. Pero hubo más. Y más reciente que el teatro del Fontán, construido como corral de comedias en el siglo XVII y derruido, a excepción de su fachada, en 1901. Hoy, el solar que ocupaba es la biblioteca Pérez de Ayala. En la calle Quintana tuvimos otro, el Teatro-Circo Abruñedo, construido en 1883 según diseño de Juan Miguel de la Guardia. Fue destruido por un incendio el 12 de julio de 1893. En la calle Cimadevilla se ubicaba el teatro Ovies, en el lugar que había ocupado la capilla de San Nicolás, con 400 localidades. Queda pendiente una mirada a sus interesantes historias. Y a lo que vamos: el 17 de mayo de 1906 se inauguraba en la calle Jovellanos, donde se ubica actualmente el Hotel España, el Teatro Celso, un magnífico edificio fruto, una vez más, de la creatividad del gran De la Guardia (¿para cuándo su reconocimiento como hijo adoptivo?). Tenía dos espacios diferenciados, uno dedicado al teatro y otro como café restaurante. Su impulsor fue Celso Granda Álvarez-Buylla, comerciante local con raíces en Pola de Lena y hermano del pintor y orfebre Félix Granda. La prensa de la época se hacía eco de la noticia de la inauguración: “El acaudalado comerciante don Celso Granda acaba de construir un teatro que según noticias es elegantísimo y responde perfectamente a todas las exigencias modernas”. Para su inauguración se contrató a una compañía cómica que puso en escena dos comedias, “El amor que no pasa” y “El Nido”. El teatro, en su temporada inaugural, representaba “funciones de abono los jueves, sábados y domingos, dividiendo el espectáculo en secciones durante los restantes días de la semana. El empresario del nuevo coliseo es muy felicitado por la brillantez con que ha realizado su propósito. Pocos días después de la inauguración, tuvo lugar el primer concierto organizado por la Sociedad Filarmónica de Oviedo, promovido por un grupo de mecenas, entre quienes estaba Plácido Álvarez-Buylla González Alegre, primo de Celso”. Además de la música clásica el teatro ofrecía cinematógrafo, teatro por horas, varietés o zarzuelas. La apertura del teatro fue un revulsivo para la vida social de Oviedo, pero no todos lo veían con buenos ojos. Como narra Carlos del Cano en su magnífico trabajo “Historias del ocio de Oviedo”, donde detalla la historia de este y otros teatros locales, “con la iglesia topó el Sr. Granda, que no veía con buenos ojos los espectáculos paganos que ofrecía y, desde las páginas de los periódicos afines emprendió una campaña de desprestigio y acoso contra el nuevo teatro al que acusaban de programar espectáculos eróticos y subidos de tono en sugerencias sexuales” Quizá debido a este acoso contra su persona o que su rentabilidad no era la esperada, Granda desistió de continuar y se orientó a otros negocios.

Dos reproducciones del álbum inaugural del Teatro Celso, publicado en 1906, del que LibrOviedo reprodujo un facsímil en 2013. | LibrOviedo

En 2013, con motivo de la vigésima edición de LibrOviedo, la asociación de libreros editó un facsímil del álbum impreso en 1906 con motivo de la inauguración. En ese álbum, Celso Granda escribió: “Este flamante edificio, que tu protección espera, te lo brindo, pueblo amado, para que en él te diviertas y goces las sensaciones que en la vida te despiertan, basadas en la moral, en la cultura y la ciencia, como exige el buen vivir, como exige la grandeza de la culta sociedad en la clásica tierra. Sí, pueblo, lo que te ofrezco con mi voluntad sincera has de apreciarlo tan pronto que el ‘Celso’ abra sus puertas”.

Los daños sufridos tras la revolución de 1934 y la guerra civil acabaron con otro magnífico edificio del que, lamentablemente, ya no disfrutamos los ovetenses.

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