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Álvaro Faes

al final de la semana

Álvaro Faes

Tapar agujeros

Un poco de luz para el martillo de Santa Ana

Falta un día menos para tapar uno de los agujeros negros del urbanismo de Oviedo. El avance es mínimo pero no queda más remedio que celebrar el paso adelante en el martillo de Santa Ana. La confluencia de las calles Canóniga, San Antonio y Mon, una vergüenza que se perpetúa abandonada en el corazón del caso histórico, avanza con el visto bueno municipal al estudio detalle del proyecto para regenerar la zona. La iglesia tiene planes: un edificio enfocado al ámbito cultural y museístico que se relacione con la ciudad y divulgue los tesoros históricos de Oviedo. Suena bien. Resta mucho camino para que sea una realidad pero si la maquinaria echa a rodar el final de ese agujero negro estará más cerca.

Tapar agujeros

Las ciudades acostumbran a acumular en su urbanismo proyectos empantanados que nunca parecen llegar a puerto. Esta misma semana, en Oviedo, una gran sidrería inauguraba sus instalaciones en el lugar donde una vez hubo una estación de trenes y donde después, durante mucho tiempo, hubo uno de esos agujeros negros que parecían irrecuperables. Ahora, el Vasco es un imponente complejo a pleno funcionamiento.

Muchos más años atrás, donde hoy se levanta el edificio que alberga a la mayoría de las consejerías, también hubo un enorme solar empantanado que parecía estar ahí para siempre. También está ahí el palacio de Justicia, con todas sus carencias y falta de espacio, pero ese no es al asunto ahora, sino que una zona degradada ya es parte de la ciudad desde hace décadas.

Oviedo va tapando lentamente sus agujeros. Otro que lleva años abierto es el de La Vega, uno de esos que parece no tener solución, que apenas avanza y que aguarda por un papel (un acuerdo) que va un despacho a otro de corrección en corrección a la espera de que alguien le ponga freno. Urge una solución.

De menor tamaño es el de la Fábrica de Gas, en el Postigo, que también podría desatascarse pronto, aunque aquí la iniciativa privada tiene algo más que decir, al contrario que en La Vega, donde el pacto hace llegar entre las tres administraciones.

Peor pronóstico tiene el agujero que ha dejado el hospital al irse del Cristo. Desandados los pasos que se habían dado, el Ayuntamiento sigue adelante por su cuenta con la recuperación de la plaza de toros, después de separarla de ese proyecto tan grande como complejo.

A Oviedo le queda mucho camino pero ha de luchar por ir tapando sus agujeros, resolviendo los grandes problemas de la ciudad. Hace falta visión política. Pocos de los que ahora mandan estarán al frente cuando la ruina que hay hoy en el Cristo sea solo un recuerdo. Por eso es tan importante el compromiso, para saber quemar etapas y hacer pequeños esfuerzos que, sumados a los que lleguen después, ayuden a cerrar todas las heridas.

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