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Diálogos mateínos

Gonzalo García-Conde

La fantasía "Camela"

Una distopía "yedai" en medio de las fiestas

Penúltimo día de San Mateo. La Ería. Camela.

No sé explicar lo que pasó. Porque yo no quería ir a "Camela". Se lo dije a mi amigo muchas veces. Se lo he dicho durante días. Durante años, en realidad.

Debes venir– me repetía el compadre. –Debes desnudarte de prejuicios, abrir los ojos de la percepción.

He dicho que no y es que no, no, no… perdona… ¿abrir qué?

Porque yo te quiero, amiguín, yo sólo deseo lo mejor para ti.

Para mí. Para mí, no ir a un concierto de "Camela" era una cuestión de principios. Una de esas cosas que sabes sin necesidad de probarlas. De conocimiento personal, de conciencia de la propia realidad. Pero él me rodeaba, me envolvía, me susurraba siseando en un oído y en el otro como la serpiente de Adán y Eva. Me prometió dejarme marchar cuando yo quisiera. Noté cómo mi voluntad empezaba a ceder. También tuve la sensación de alejarme de mí mismo de una manera extracorpórea, me vi junto al compadre, que me agarraba del cuello acercándome hacia él. Vi cómo me hablaba, y cómo yo sólo era capaz de asentir.

De pronto me descubrí dentro del recinto de La Ería. Todo a mi alrededor se movía despacio. Los sonidos me llegaban distorsionados, excepto la voz del compadre, que sonaba tan clara.

Observa a la gente. Madres, hijas, abuelos, nietos. –yo escuchaba y lanzaba mi mano hacia ellos sin alcanzar a tocarles–. Camioneros mezclados con gafapasta. Los de Oviedo con los de las Cuencas. Pijos con chonis. Luarca con Llanes. "Camela" no es solo el pueblo, la gasolinera, la piel de toro ¡"Camela" es España!

Entonces me enseñó lo que se proyectaba sobre la pantalla del escenario. El espacio exterior, la oscuridad infinita, las estrellas, la tipografía de la Guerra de las Galaxias impresa con la leyenda CAMELA, QUE LA MÚSICA TE ACOMPAÑE. Yo empecé a repetir:

No, no, no puede ser. La Guerra de las Galaxias no…

Escucha ese teclado. Escucha los gritos de La Ería. El público les ama.

No, no quiero, no…

Mira cómo va vestida Ángeles, con esa camiseta de león con brillantes. Y ahora verás a Dioni vestido de caballero jedi.

Efectivamente, Dioni había salido al escenario con una túnica de jedi, y se movía por el escenario imitando los movimientos de una espada láser mientras cantaba.

Carbayón, los que hemos venido a la Ería hoy somos discípulos de La Fuerza Camela. Dioni y Ángeles son apóstoles. Los nueve mil que hemos agotado las entradas en noventa minutos. Todos vamos a hacer el amor hoy, vamos a entregarnos en comunión, los unos a los otros, hasta que nuestros cuerpos se retuerzan de placer.

No recuerdo mucho más. Desde ese momento todo es una fantasía abstracta. El cuerpo del compadre ascendiendo como un globo aerostático sobre el cielo del Tartiere, los versos de "Sueño contigo" repetidos como un mantra, cuerpos desnudos enroscándose los unos con los otros, una espiral de color. Me he despertado sin dolores, sin resaca. No entiendo nada.

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