"Tao", un labrador color marrón chocolate, llega a donde ningún especialista es capaz de llegar. Con un simple movimiento de rabo se gana el cariño de los pacientes, con un simple lametón saca una sonrisa a los niños, con un simple levantamiento de pata enamora... "Tao", afirman los educadores, es un motivador nato. Pero él y todos los perros que trabajan en terapias. "Con un can se llega mucho mejor a las personas, sobre todo a sus emociones; de nosotros desconfían más, no dejamos de ser desconocidos", asegura Nerea Villarroel, guía canina de Entrecanes.

Entre ella y "Tao", de 5 años, hay una química especial. El labrador busca en todo momento su mirada. Más aún en un momento de estrés, como es tener a más de veinte jóvenes a su alrededor. "El vínculo se va creando cada día. Sobre todo, en los paseos a base de mucho refuerzo positivo: de cariño", confiesa Villarroel, al término de una sesión en Villaviciosa. Fue en la sede de la Asociación Pro Personas Discapacitadas "Raitana", en donde socios y alumnos del colegio La Inmaculada de Gijón compartieron una tarde de juegos con "Tao".

Primera regla: cuando el perro está trabajando, no hay caricias. "Sólo con eso ya se producen avances entre las personas con diversidad funcional. No pueden achuchar al animal cuando quieren", dice Emi de Agustín de Miguel, vicepresidenta de la asociación "Raitana", que aprecia mejoras sustanciales con las terapias. "Las habilidades sociales son un problema en el caso de los autistas. Con los perros se trabaja la empatía, la comunicación, la cooperación... Y el ponerse de acuerdo ya es super difícil para los niños con discapacidad. Aquí 'Tao' es la excusa para conseguirlo", apunta.

Los mismos avances se aprecian en Köa, un centro de atención a la diversidad funcional con sede en Gijón y unos 60 usuarios. Su directora, Marta Rabal, opina que un perro "puede lograr aquello que un terapeuta lleva trabajando mucho tiempo". Por ejemplo, este simple gesto: que un niño, con temor a los animales se acerque a ellos. "Los canes son seres vivos inocentes y sin prejuicios, con lo cual ya parten con mucha ventaja respecto a las personas", agrega. Para Rabal, los beneficios de este tipo de terapias son "infinitas", siempre y cuando se realicen de manera habitual. "Las nuestras son esporádicas, porque también son costosas y no podemos cargar a los padres con más gastos", reflexiona.

Óscar Bueno, gerente de la asociación Entrecanes, explica que las sesiones cambian en función del colectivo al que van dirigidas, aunque en todas el perro funciona como un elemento "motivador", que permite que "los objetivos sean más fáciles de conseguir y que queden fijados en la mente durante más tiempo". "Por ejemplo en la tercera edad se avanza en movilidad y en con los chavales, en la inteligencia emocional", abunda Bueno. Entrecanes interviene en centros de discapacidad, residencias de ancianos, colegios de educación especial, colectivos de menores en riesgo de exclusión social, y "donde nos llamen". "También hemos atendido a víctimas de violencia de género y a mujeres con cáncer de mama", aclara. En las sesiones, que se combinan la intervención del perro con otras actividades, se trabaja la motricidad, las habilidades sociales, el contacto físico, la autoestima, la atención, la ansiedad y la depresión.

Entrecanes empezó en 2012 con sólo un equipo y ahora dispone de tres, debido al aumento de demanda. Sus diez perros, aunque son los protagonistas de las terapias, no trabajan solos. Lo hacen en compañía de un guía canino y de un maestro en educación especial, que es quien marca el ritmo de las actividades. "Nuestra función principal es velar por el bienestar del perro y también de los usuarios", explica la guía Nerea Villarroel. Pero tan importante es la formación de los terapeutas como de los animales. Óscar Bueno asegura que aquí "no son tan importantes las características físicas y la raza como una buena gestión emocional para reducir el estrés". De lo contrario un perro no podría aguantar sesión tras sesión, rodeado de niños.

Para alcanzar ese nivel de gestión emocional, los canes necesitan un año de formación, aunque algunas características ya tienen que venir de serie. "Su adiestramiento es un proceso largo y complejo. Lo más importante es que sean perros sociables, porque trabajan con gente y eso les tiene que gustar", destaca Óscar Bueno. ¿Y como es 'Tao'? "Muy cariñoso, tiene buen carácter y está muy cómodo trabajando con personas con discapacidad", contesta. Además de "Tao", en el equipo Entrecanes están "Danka", "Aira", "Loth", "Leia", "Sira", "If", "Miel", "Aria" y "Pola", la última incorporación.

Cuando alguno de ellos entran por la puerta, la alegría se desata en las clases. "El algo novedoso y que llama la atención", apunta Óscar Bueno. Esa alegría se aprecia en el rostro de Sira García, de 15 años y usuaria de la asociación Raitana: "Es muy reconfortante, te hace sentir bien". "Es muy agradable estar con los perros, y darles premios y caricias", opina, por su parte, Román García, de 16 años.