La Nueva España de Siero

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José María Rozada Impulsor de las sextaferias para erradicar el plumero de la Pampa en La Fresneda

“Las sextaferias son la mejor solución para luchar contra el plumero en los pueblos”

“Como la velutina, la cortadera se ha convertido en un problema endémico”

José María Rozada

“El plumero de la Pampa se ve hasta en series de Netflix, porque en Sudamérica está por todas partes, o en retransmisiones de partidos de golf de Estados Unidos”. José María Rozada ve plumeros de la pampa, una planta invasora originaria de Sudamérica y muy extendida por el norte peninsular, por todas partes. Por todas, menos cerca de su casa, en La Fresneda. Y eso es gracias a un grupo de vecinos, entre los que se incluye, que llevan organizando sextaferias para combatir esta especie desde septiembre de 2018. Calculan que desde entonces han arrancado más de 5.000 ejemplares. El caso será expuesto hoy en el Jardín Botánico Atlántico de Gijón dentro del congreso encuentro de expertos sobre el plumero de la Pampa que organiza el grupo “Life Stop Cortaderia”.

–¿Cuánto ha cambiado el paisaje de La Fresneda en estos dos años y pico que llevan peleando contra el plumero?

–Mucho. Hemos pasado de tener zonas totalmente invadidas por la cortadera, a que ahora apenas se vea una. Por ejemplo, en el entorno del Alimerka, por la zona de La Belga o en el entorno de las vías del tren... había muchísimos ejemplares. Ahora apenas se ven de los pequeños.

–Comenzaron “asfixiando” los ejemplares con bolsas de basura.

–Sí, fue una de las técnicas que empleamos al principio pero que ahora no recomendaría. Es cierto que logramos matar algunas plantas así, pero no es suficientemente eficaz. Lo mejor, por lo que hemos comprobado es tratar de arrancarlos de raíz.

–Los expertos dicen que hay que ser muy minuciosos a la hora de extraerlos y no dejar ninguna raíz, porque si no la planta vuelve a salir.

–Es cierto que hay ejemplares que parecen inmortales, pero nuestra experiencia nos dice que lo mejor es tratar de arrancarlos de raíz. Siempre procuramos no dejar ningún pedazo, pero si queda, no siempre vuelven a salir.

–Precisamente por esto dice la administración que es tan costoso acabar con los plumeros.

–Pues seguramente será costoso acabar con todo el plumero. No digo que no. El plumero se ha convertido en un problema endémico y creo que lo que debería hacer la administración a partir de ahora es contar siempre con una partida para combatirlo y vigilar el problema de cerca. Algo muy similar a lo que me imagino que tendrá que pasar con la velutina. Pero por el momento, el Estado se ha desentendido de este asunto.

–¿Son entonces las sextaferias la única fórmula para tratar de combatirlo ahora mismo?

–Por ahora sí. Yo soy de los que piensa que hay que potenciar la acción ciudadana y que si hay algo que podemos hacer nosotros no tenemos que esperar a que venga el Estado a hacerlo. Y si aquí en La Fresneda, que es una urbanización y que no tiene esa identidad y unión de los pueblos rurales, lo hemos conseguido, se puede hacer en otros muchos sitios. Eso sí, en lugares como las carreteras, tiene que asumirlo la administración.

–¿Cuántas manos hacen falta para acabar con los más de 5.000 ejemplares que ya se han llevado por delante?

–Tras la primera reunión organizada por la asociación de vecinos para iniciar las sextaferias salió un equipo de trabajo. Al principio salíamos cuadrillas de ocho o diez personas. Ahora, que ya no hace falta tanto trabajo, solemos ser cuatro. Carlos Calviño, Eliseo González, Juan Palacio y José Luis García y yo, en jornadas semanales de dos horas. Además de la implicación de muchos vecinos, también hemos contado con el apoyo del Ayuntamiento, que nos ha prestado maquinaria, y con la directora de parques y jardines de Siero, Marta Nosti, que se ha involucrado en el proyecto.

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