La Nueva España de Siero

La Nueva España de Siero

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Castañazo infantil al covid

El colegio Hermanos Arregui retoma su amagüestu infantil: “Es la primera actividad que hacemos tras la pandemia”

Los niños de 3 años del CP Hermanos Arregui, celebrando el primer amagüestu de sus vidas. | R. I. G.

El vestido de asturiana de Sara González, de color amarillo y con un mandil blanco, estaba hecho por su abuela Pili. Lo lucía porque ayer, en el colegio Hermanos Arregui, de la Pola, donde estudia primaria, se celebraba, de nuevo, el amagüestu. Es la primera actividad que hacían, fuera de las aulas y del currículum escolar, desde la llegada del covid. Se parecía mucho a lo que hacían antes de que la pandemia llegara a sus vidas: castañas, sidra dulce, juegos tradicionales, cancios de chigre y “danza prima”.

“Lo planeamos todo de forma sectorizada para que no se rompieran los grupos burbuja. Por la mañana, antes del recreo, los alumnos de infantil comieron las castañas, y los de primaria hicieron juegos tradicionales. Ahora, después del patio, será al revés”, explica Eva Iglesias, directora del centro. Empezaron con la planificación antes de que se anunciaran las restricciones en las aulas, y por eso, este año, no pudieron llevar a nadie de fuera.

Tres de las madres “castañeras” repartiendo castañas a Lucía Valdés, Lucía Bernardo, Jimena Vega y Sara González, vestidas de asturianas. | I. G.

“En el amagüestu siempre había mucha participación polesa. Venía Enrique Meoro, con los cancios de chigre; el grupo de baile “El Ventolín”, para la danza prima, y teníamos hasta un gaitero que amenizaba la jornada”, cuenta. Este, sin embargo, han sido los propios profesores –especialmente los de educación física, música y asturiano– quienes han cargado con el peso de la actividad a sus espaldas. Y, por la ilusión de los niños a la hora de pedir castañas, parecía que lo habían hecho bien.

Jimena Vega, justo a la hora del recreo, cuando le quedaban escasos minutos para su turno, no podía contenerse. Veía a “Las Castañeras”, un grupo de madres voluntarias que picaron ayer cincuenta kilos de castañas y pelaron, para los alumnos de infantil, cinco de ellos, en el patio y quería que le dieran una para probar. Precisamente, las castañas corrieron a cargo del AMPA, mientras que la sidra dulce pasteurizada, del llagar de Bernueces, la puso el colegio. “A mí me gustan mucho las dos”, dijo la niña, vestida de asturiana, mirando hacia la cesta.

Compartir el artículo

stats