Pola de Siero,

Manuel Noval Moro

No hace muchos años, el poleso Hugo Nava Palacio se convertía en el entrenador titulado de fútbol sala más joven de Asturias. Al principio de su trayectoria de jefe del banquillo confesaba que su aspiración era entrenar algún día a la selección asturiana. Por entonces no podía imaginar que su sueño se cumpliría por encima de los pronósticos más optimistas.

Porque Hugo Nava, junto con el ovetense Andrés Vicente Barrera, ha logrado un éxito sin precedentes para el deporte asturiano: ganar durante tres años consecutivos el Campeonato de España de fútbol sala en categoría benjamín. Y, lo que tiene más mérito todavía, siempre con victorias aplastantes y fuera de casa, contra los equipos anfitriones.

Hace tres años, la selección se desplazó a Murcia y ganó en la final al equipo anfitrión. El año pasado, la cita fue en Madrid, y la selección asturiana ganó al equipo madrileño. Y este año se repitió la historia. Asturias se impuso a Madrid en Madrid. Estos resultados suponen un récord en España.

Nadie había logrado ganar tres campeonatos consecutivos. Hugo Nava atribuye este éxito a dos factores. El primero de ellos, la indiscutible calidad de los jugadores asturianos, que se hizo evidente año tras año (la selección llevó a distintos jugadores cada torneo).

El segundo factor debe atribuirse al trabajo con los chavales. «Asturias siempre tuvo muy buena base, y nosotros hacemos un trabajo específico de fútbol sala que, por lo que se ve, funciona muy bien».

Pero el trabajo es también psicológico. Entrenaron a los chavales durante cerca de tres meses todos los domingos, y el último mes, dos días a la semana. Durante todo este tiempo, su intención es formar un grupo compacto, que los jugadores estén a gusto y al mismo tiempo cumplan con su trabajo.

Además, se cuidaron mucho de que «las familias sean única y exclusivamente la afición», que los padres no interfieran en el trabajo de tal modo que pudieran estropear la unión de los jugadores. «Hacemos juego de equipo, de modo que ningún chaval busque destacar, que se apoyen unos a otros; incluso podemos cambiarlos todo el tiempo de posición en el campo, porque así es como funciona bien». Y al campeonato acuden solos en el autobús, y se alojan en un albergue. No hay que decir que, a pesar de los nervios, lo pasan siempre en grande. Y más cuando a la vuelta de la esquina está la victoria. «Es siempre una satisfacción ver que lo que haces te da buenos resultados», concluye.