Burgos, Efe

La divergencia entre el linaje neandertal y el hombre actual, el homo sapiens, se produjo hace al menos un millón de años, 500.000 años antes de lo que se creía hasta ahora. Esa es la conclusión, en virtud de los análisis de ADN, de la tesis doctoral de Aida Gómez Robles, miembro del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana con sede en Burgos.

Esta investigadora, becada por la Fundación Atapuerca y asociada a la Universidad de Granada, ha analizado los dientes de prácticamente todas las especies de homínidos que vivieron en los últimos cuatro millones de años y ha identificado rasgos neandertales en poblaciones europeas muy antiguas.

El objetivo era reconstruir la historia evolutiva de la especie humana a partir de la información proporcionada por los dientes, que son, según los expertos, los restos más numerosos y mejor conservados del registro fósil. Para ello ha analizado una amplia muestra de fósiles dentales procedentes de diversos yacimientos de África, Asia y Europa.

Gómez Robles ha concluido que «es posible determinar correctamente la especie a la que perteneció un diente aislado con una probabilidad de éxito que varía entre el 60 por ciento y el 80 por ciento». De todas las especies de homínidos conocidas, «ninguna de ellas tiene probabilidades superiores al 5 por ciento de ser la especie ancestral a los neandertales y al homo sapiens, por lo que es probable que el último ancestro común de estos dos linajes no se haya encontrado todavía».

Investigaciones similares han analizado la evolución y el desarrollo de distintos grupos de mamíferos, pero no se habían aplicado hasta el momento en el ámbito de la evolución humana. La tesis es pionera en la utilización de métodos matemáticos. «Aunque en esta tesis sólo se ha aplicado a la forma dental, la misma metodología puede emplearse para proponer cómo serían esas especies ancestrales en todas sus partes esqueléticas, lo que permitiría tener modelos de referencia frente a los que comparar futuros hallazgos fósiles», explicó la paleontóloga.

Para llevar a cabo este trabajo, Gómez Robles empleó material procedente de excavaciones de diversos yacimientos arqueo-paleontológicos de todo el muno, incluidos la Gran Dolina y de la Sima de los Huesos, de Atapuerca (Burgos).