El historiador franco-español Joseph Pérez, premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales, ofreció en la tarde de ayer, en Oviedo, una rueda de prensa que fue una discurso, una reflexión en voz alta, una clase magistral sobre España, Cataluña, Portugal, Francia, el Estado, la República, el jacobinismo y el cardenal Cisneros.

"España siempre estuvo formada por portugueses, castellanos y catalanes. Los tres grupos se sentían españoles. Camoens en 'Os Lusiadas' dice que los portugueses son españoles como los castellanos. Hasta el siglo XVII son españoles todos los que viven en la Península. En el siglo XVI un portugués se siente español. A Carlos V, cuando llega a España, le dicen que no se case con una extranjera sino con una portuguesa que es española".

"Pero los portugueses dejaron de sentirse españoles" añadió el historiador, cuando "en el XIX se pretende una reunión y es ya ibérica no española. Cataluña es una nación indudablemente. Y España, también. Las naciones nacen, se desarrollan y mueren. Es posible que los catalanes digan que no se consideran españoles y se vayan. No es algo contra natura".

En cuanto al derecho a decidir "nace en el siglo XIX. Pero no para separar lo que hay. Alemania estaba dividida lo mismo que Italia y Polonia. Decidir ahí es agrupar conjuntos sociales que estaban separados. En el año 1919, tras la primera guerra mundial, se crea otro concepto a cuenta del imperio Austro-húngaro que había sojuzgado a las minorías. No permitía hablar checo ni su religión ni sus costumbres. La nueva idea es que deben coincidir nación y Estado. Hay que agrupar o corregir discriminaciones".

Para Pérez "la cuestión es que si Cataluña quiere agrupar debe contar con parte de Francia y los viejos reinos de Mallorca y Valencia. Y si quiere evitar discriminaciones no creo que se pueda decir que un catalán está discriminado por hablar catalán. Ni se prohiben las sardanas".

"Si dejan de sentirse españoles lo lógico es no pelear" cree el historiador "que formen un Estado aparte y tan amigos. Quizá prefieren separarse de grupos con los que han vivido desde la Edad Media primero como corona de Aragón y después con una unidad superior".

Joseph Pérez comentó que se había educado en Francia "en la escuela de la República. Entras a los cuatro años y en poco tiempo sales francés. Fue mi caso. Eso es el jacobinismo que ha traído grandes progresos a Francia. Todos iguales. Los territorios no tienen derechos. Todos pagan los mismos impuestos y tienen los mismos servicios".

Pérez enlazó el jacobinismo "con la idea de la cosa pública del cardenal Cisneros. Hay dos conceptos de República: como forma de gobierno y como forma de concebir las relaciones del Estado con los ciudadanos. Para un francés la República es una forma que lleva al fondo. La República no es lo mismo que la democracia donde vence el que tiene más votos. La República no depende de mayorías sino del bien común. Hay leyes por encima de los votos. Esa idea viene de Grecia. De Sófocles. La ley no permite que Antígona entierre a su hermano pero ella dice que hay cosas por encima de la ley. Es la idea de los Derechos Humanos de 1789".

"Acabo de publicar un libro sobre Cisneros", comentó el historiador, "el mayor hombre de Estado de España. Su punto de vista es el bien común. En España lo querían hacer santo, la Francia del XVII vio que era el hombre de Estado por antonomasia, superior a Richelieu. Talleyrand, tan corrupto como genio de la política, se formó estudiando a Cisneros. El reino no es del Rey, sino de la comunidad. Se anticipa a la revolución de 1789. Mi maestro Pierre Vilar, marxista por no decir estalinista, lo valoraba mucho. Cisneros encargó a Herrera un tratado sobre la agricultura que Campomanes y Jovellanos ponían por las nubes. Quería un Estado intervencionista para corregir lo malo de los intereses privados. Vilar en 1957 me dijo que Cisneros era el hombre más progresista de la Europa de su tiempo, que, en su boca, es como decir que era un compañero de viaje del Partido Comunista".