La economista franco-estadounidense Esther Duflo, de 42 años, que ha centrado su carrera en investigar la reducción de la pobreza, se convirtió ayer en la premiada más joven en la ya amplia nómina del galardón de Ciencias Sociales. Y no sólo por la edad, sino porque, en su todavía corta vida, ya es una profesional de trayectoria muy contrastada y ha revolucionado las políticas contra la pobreza y la desigualdad. "La clave está en saber cómo hay que gastar el dinero, no cuánto" afirma en su libro "Repensar la pobreza. Un giro radical en la lucha contra la desigualdad", escrito en colaboración con su pareja, Abhijit V. Benerjee. Ambos son fundadores y directores del Laboratorio para la Acción Contra la Pobreza del Instituto Tecnológico de Massachusetts.

"Ha sido un premio muy inesperado, me enteré esta mañana (por ayer) al llegar a la oficina y quedé en estado de shock", declaró por teléfono a "Efe". "Es estupendo recibir premios, pero siempre me recuerdo a mí misma que éste es un trabajo colectivo, en el que mucha gente trabaja mucho", añadió.

"Siempre es agradable tener una ocasión para volver a Europa y para visitar de nuevo España. He tenido muchos estudiantes de España, siento que tengo una conexión con el país", comentó.

Duflo ya había llegado a la votación final el pasado año, quedándose a las puertas. Su candidatura fue propuesta por un integrante de otro de los jurados cuyo nombre no ha trascendido. Y ayer se convirtió en la primera mujer galardonada de esta nueva etapa de los premios "Princesa de Asturias" y en la cuarta en recibir el de Ciencias Sociales. El jurado, presidido por la directora de la Real Academia de la Historia, Carmen Iglesias, destaca sus "innovadoras y decisivas contribuciones a la economía del desarrollo y al estudio de las políticas contra la pobreza" y la "originalidad" de los métodos experimentales en la evaluación de sus políticas. "Los resultados de su investigación han renovado profundamente el diseño de estrategias en los ámbitos de la educación, la salud, las microfinanzas y el empleo".

"Sin duda es un premio joven, tanto por la edad de la premiada como por el planteamiento de sus propuestas, que son renovadoras. La agenda del análisis sobre la pobreza en los próximos años va a estar muy influido por lo que dice Esther Duflo en sus libros y en su obra", afirma el economista y exrector de la Universidad de Oviedo Juan Vázquez, secretario del jurado y uno de los principales valedores de Duflo en los debates.

"Es una economista de trayectoria ya muy contrastada, tanto en publicaciones, en los más prestigiosos medios económicos, como en acción, en pensamiento y en renovación. Ofrece una gran solvencia y todavía tiene muchísimo recorrido", añadió.

Nacida en París en 1972, criada en las afueras de la capital como la segunda de tres hijos de una pareja formada por un matemático y una pediatra protestantes de izquierdas, Duflo siempre fue precoz académicamente. Estudió Historia y Ciencias Económicas en la Escuela Normal Superior de París, viajó a Moscú para estudiar la Revolución bolchevique y allí tomó gusto a la economía. Tímida, reservada y, según dicen, poco entusiasta de la vida pública, su talento y capacidad de trabajo la pusieron en el punto de mira de las más prestigiosas universidades del mundo; finalmente fue el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), del que es catedrática, quien la contrató cuando tenía 32 años.

Su rostro comenzó a ser conocido en Francia cuando, en 2013, Barak Obama, presidente de los Estados Unidos, la incluyó en su exclusivo comité presidencial para el desarrollo, el arma con el que pretendía promover las ideas para acabar con las desigualdades.

En Massachusetts abrió el Laboratorio de Acción Contra la Pobreza, cuya misión es proporcionar la evidencia científica para que las políticas públicas y las acciones de ONG, fundaciones y organizaciones internacionales de desarrollo logren de una manera efectiva reducir la pobreza. Está formado por una red de 117 profesores afiliados de todo el mundo que dirigen las investigaciones y evaluaciones aleatorias, por lo que son conocidos como los "randomistas", de "random", "aleatorio" en inglés.

También imparte formación a políticos y gestores de organizaciones implicadas en la lucha contra la pobreza, así como a economistas interesados. Javier Mato Díaz, profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Oviedo y especialista en economía del desarrollo, asistió en 2010 como oyente a los cursos de doctorado que impartía Duflo, que entonces preparaba el libro "Repensar la pobreza". Mato acabaría traduciéndolo al español en 2012, en edición de Taurus.

El laboratorio ha formado desde su creación a más de 4.000 personas y ha desarrollado 378 evaluaciones en 52 países de todo el mundo, y tiene oficinas regionales en África, Europa, Iberoamérica y Caribe, sudeste asiático, Asia y Norteamérica.

Mauro Guillén, catedrático de Sociología y de Dirección Internacional de Empresas y director del Joseph H. Lauder Institute de la Universidad de Pennsylvania, también miembro del jurado, calificó el premio como "redondo". Destacó el carácter innovador de la metodología de Duflo. "Cada año se destina gran cantidad de dinero a combatir la pobreza y todavía quedan 800 millones de pobres en el mundo. Su principal aportación ha consistido en definir qué tipo de actuaciones, en cuestiones como el empleo, la educación o la sanidad, pueden tener un efecto mayor con un menor uso de recursos".

"Ninguna solución sirve para todos los problemas", declaraba Esther Duflo en una entrevista. Y cuando se les preguntaba, a ella y a su pareja, si se consideraban unos revolucionarios, respondía: "En muchos sentidos nuestra postura es justo lo contrario a una revolución. Hay mucha gente en la lucha contra la pobreza que quiere ser revolucionaria, lograr un objetivo que resuelva todo el problema. Y nuestra aproximación es más gradual".