Oviedo, P. Á. / E. F.-P.

El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero había planteado un compromiso audaz: cuando llegase 2010, España destinaría a investigación y desarrollo (I+D) el 2 por ciento de su producto interior bruto (PIB). En 2007, último año del que existen datos oficiales cerrados, se había alcanzado el 1,27 por ciento, índice que se antojaba alejado de la promesa del presidente del Ejecutivo, aunque los más optimistas aún confiaban en que se hiciera realidad lo que podría denominarse «el sueño de la ciencia española».

Pero las pocas esperanzas que albergaban los más optimistas se han visto frustradas con el reciente anuncio del recorte presupuestario que, a causa de la crisis financiera, sufrirá el Ministerio de Ciencia e Innovación. Y si las cifras del conjunto de España no invitan a la fiesta, mucho menos las de Asturias, cuya tasa de inversión en I+D siempre ha ido por debajo de la media nacional: en 2007 fue del 0,93 del PIB. Los extremos los ocupaban Madrid (1,93 por ciento) y Baleares (0,33).

Todas estas cifras están bastante o muy alejadas del 2,54 por ciento del PIB que registraba Alemania en 2006, del 1,77 por ciento del conjunto de los 27 países de la UE o del 2,26 por ciento de las naciones de la OCDE.

«Los recortes por definición son malos, recorten de donde recorten, y la ciencia es un epígrafe sensible», subraya José Barluenga, catedrático de Química Orgánica de la Universidad de Oviedo y uno de los científicos más relevantes de la región. «Al Gobierno tenemos que decirle que no estamos de acuerdo: si queremos converger con Europa no podemos recortar en ciencia. España está muy por detrás del resto de los países de la Unión Europea y lo que hacen con esto es introducir inseguridad», añade Barluenga.

Hace un año, Carlos Alonso Martínez, secretario de Estado de Investigación, argumentaba, en una entrevista concedida a LA NUEVA ESPAÑA, que Zapatero se había comprometido en 2004 a duplicar en cuatro años los presupuestos en I+D+i, «y el hecho real es que los ha multiplicado por 2,5». Alonso manifestaba por entonces que «en los próximos años se empezarán a poner de manifiesto las grandes inversiones realizadas por el Gobierno anterior». Días después, el Gobierno central anunciaba la paralización de dos grandes programas de ayuda a la investigación y el desarrollo: «Consolider» y «Cénit», que en 2008 supusieron una inversión de 424 millones de euros.

«El impacto no se puede calcular, el año pasado ya se sintieron los recortes», señala el vicerrector de Investigación de la Universidad de Oviedo, Santiago García Granda. Su visión de la situación, al menos en el ámbito regional, no es tan catastrofista. «En el presupuesto regional no ha habido recortes en ciencia y en I+I+D se prevé un aumento parcial del 11 por ciento el año que viene», indica.