Los Ángeles

«No hay palabras para describir esto, es el momento más importante de mi vida», dijo Kathryn Bigelow mientras agarraba al ansiado tío Oscar con las dos manos y una voz que no ocultaba la emoción de quien se siente triunfadora, de quien ha hecho historia. Fue un momento intenso de la gala, como cuando se aplaudió largamente a los creadores de «Up», que fueron quienes activaron este tipo de cine en los últimos lustros. Bigelow tuvo palabras para el Ejército, que en algún sector había sido crítico con ella: «Dedico este premio a los hombres y mujeres que sirven en Irak, Afganistán y alrededor del mundo. Que regresen sanos y salvos a casa». Todo eso en una gala en la que Penélope Cruz y Javier Bardem se sentaron juntos, como en los «Goya».

Lauren Bacall y Roger Corman, ganadores del «Oscar» honorífico, recibieron una ovación por parte del público, en pie, reunido en el teatro Kodak, pero la organización no les dio la oportunidad de subir al escenario. Hacia el final de la ceremonia, que duró más de tres horas y media, el interés subió con la presencia de grandes nombres presentando a los nominados en las categorías de interpretación, y se pudo ver a Michelle Pfeiffer, Tim Robbins, Colin Farrell, Forest Whitaker y Vera Farmiga, entre otros.

El último «Oscar», el de mejor película, lo entregó un clásico en estas ceremonias: Tom Hanks, que se dio mucha prisa. Tanta celeridad casi no dio tiempo a Bigelow a depositar su «Oscar» de directora y volver a subir al escenario para recoger el de mejor filme.