Gijón, J. MORÁN

Los Reyes no van a comulgar; se les lleva la comunión. Esta protocolaria norma forma parte del conjunto de signos de deferencia que la Iglesia católica aplica en las misas solemnes a las monarquías católicas reinantes. Ayer, en la ya consagrada basílica de la Sagrada Familia, Benedicto XVI llevó la comunión hasta el estrado sobre el que los Reyes de España seguían la misa, en el mismo presbiterio. La Reina Sofía, que tuvo que realizar una pequeña pirueta de aproximación, sí recibió la forma consagrada, pero el Rey Juan Carlos se abstuvo de comulgar. «Si el Rey no comulgó ayer fue probablemente porque es un fiel cumplidor del precepto de confesar y estar en gracia de Dios antes de recibir la comunión», comentó ayer a LA NUEVA ESPAÑA un eclesiástico versado en la religiosidad de la Familia Real. Fuentes cercanas a la Casa del Rey coincidieron en que no cabía buscar otra interpretación a su decisión de no comulgar.

No se dan, por tanto, razones de Estado o de otra índole en que el Rey reciba el sacramento. Prueba de ello fue el caso de los funerales por su padre. Cuando en 1993 falleció don Juan de Borbón, el Rey Juan Carlos «no comulgó en las exequias del Palacio Real, pero sí lo hizo después, en el funeral de Estado celebrado en El Escorial».

Don Juan Carlos cumple además «escrupulosamente con el precepto dominical, e incluso si un domingo llega muy tarde de un viaje y no ha oído misa, pide a un capellán que la celebre», añade el mismo eclesiástico. Esta práctica «se da también en sus hijas e hijo, y doña Sofía es profundamente religiosa». La propia Reina reconoció en alguna ocasión que es vegetariana por «la promesa que realizó cuando falleció su padre, Pablo I de Grecia, en 1964, ya que hizo voto de no comer jamás carne y ofrecerlo por la salvación del alma de su progenitor».

Pese a que en las misas que preside Benedicto XVI siempre ofrece la forma con el comulgante de rodillas y en la boca, doña Sofía no hizo ayer uso del reclinatorio, sino que se inclinó hacia el Papa, ya que se hallaba en un plano superior, y recibió la forma en las manos. Es habitual que la Casa de Rey avise antes de las ceremonias litúrgicas si los Monarcas van a comulgar.

Los que sí hicieron uso del reclinatorio fueron los Príncipes Felipe y Letizia, el día anterior en la misa presidida por Benedicto XVI en la plaza del Obradoiro de Santiago de Compostela. A diferencia de los monarcas reinantes, los herederos y el resto de la Familia Real no gozan del privilegio de que la comunión sea llevada al lugar que ocupan en las celebraciones. Por otra parte, la Casa del Rey no es partidaria de que las cámaras recojan el momento de la comunión de los miembros de la Familia Real, al considerar que, comulguen o no, es un momento personal e íntimo.