Madrid, Módem Press

«Una extraordinaria muestra de la creación poética del que con toda justicia ha sido llamado "Fénix de los ingenios"». El director del Instituto Cervantes y director honorario de la Real Academia Española, Víctor García de la Concha, no ahorró ayer adjetivos y alabanzas a la importancia del «Códice Durán-Masaveu». Un cuaderno de trabajo autógrafo de 176 páginas que Lope de Vega escribió entre 1626 y 1631, en el que se recogen algunos de los escritos de la denominada época de vejez del escritor del Siglo de Oro.

El «Códice Durán-Masaveu», cuya edición facsimilar fue presentada ayer en la Real Academia Española, es uno de los tres que se conservan de Lope de Vega junto con los conocidos como «Pidal» y «Daza» y fue adquirido en 1928 en Londres por Pedro Masaveu Masaveu. En la actualidad es propiedad de la Corporación Masaveu y se guarda en el palacio de Hevia, sede de la Fundación María Cristina Masaveu Peterson.

La edición facsimilar presentada ayer parte de una iniciativa de la Fundación María Cristina Masaveu Peterson, que junto a la Corporación Masaveu y a la Real Academia Española ha coeditado este facsímil crítico de más de 600 páginas, bajo la dirección de Víctor García de la Concha. Una obra «extraordinaria», en palabras del director de la RAE, Miguel Blecua, y «fundamental para ver cómo creaba Lope porque se aprecia cómo iba escribiendo, tachando, corrigiendo, elaborando....»

En el «Códice Duran-Masaveu» (así llamado por ser el primero de ellos el más antiguo propietario y el segundo su dueño actual) el «Fénix de los ingenios» escribe poemas, anotaciones, partes de obras teatrales, sobre los más diversos asuntos de actualidad del denominado Siglo de Oro de las letras españolas. Así, por ejemplo, la composición más larga del «Códice» es la «Isagoge a los reales estudios de la Compañía de Jesús», encargada a Lope con motivo de la inauguración de los Reales Estudios de San Isidro, especie de Universidad de los jesuitas en Madrid, en 1629.

Todo ello se plasma en la «preciosa y lujosa» edición que ha llevado a cabo Ediciones Nobel en este facsímil que cuenta con una extensa y profunda introducción escrita por el ya citado Víctor García de la Concha y Abraham Madroñal, investigador especialista en el Siglo de Oro.

Durante la presentación de la obra, el presidente de la Fundación María Cristina Masaveu Paterson, Fernando Masaveu, mostró su «gratitud y reconocimiento» a la Real Academia por haber colaborado con la familia Masaveu en la coedición de la obra.

Víctor García de la Concha, en su brillante exposición, hizo un prolijo recorrido por el «Códice» y la obra de Lope, además de alabar a un «verdadero hombre del Renacimiento como fue Pedro Masaveu, que tuvo la visión de recuperar para España, en 1928, una obra de una extraordinaria importancia como ésta».

Un texto autográfico de Lope de Vega que, entre otros hallazgos, permite «desmontar la teoría comúnmente aceptada de que era un poeta fácil». Y es que como especificaba el director del Instituto Cervantes, «Lope utiliza dos folios, con sus correspondientes correcciones y tachaduras para lograr crear un solo soneto». O que el «Fénix» apenas utilizara los signos de puntuación en sus escritos. «De hecho los ignora totalmente», aseguró García de la Concha.

Una obra, en fin, en la que se pueden leer poemas como éste, dedicado al Santo Niño de la Cruz:

¿Quién llama, quién está ahí?

Un niño como unas flores

¿Y viene perdido?

Denme posada, señores,

tengan lástima de mí.

Alma mía, abrilde aprisa,

llorando está por entrar.

En mi vida vi llorar

la boca llena de risa.

¿Cómo llora y ríe ansí?

Juntando espinas y flores.

¿Y a la corte vienes?

Sí.

Denme posada, señores,

tengan lástima de mí.

Preguntalde a qué venía,

que tales perlas derrama.

Dice que Jesús se llama

y que es su madre María.

¿Pues qué busca por aquí?

Almas que matar de amores.

¿Abriré la puerta?

Sí.

Denme posada, señores,

tengan lástima de mí.