La solidaridad asturiana brota por las venas. Es apasionada, roja como la sangre misma. Los asturianos han logrado batir el récord de donaciones del preciado elixir de la vida: con las 216 bolsas obtenidas ayer, se han cosechado en lo que va de año un total de 43.247 donaciones. Son 53 más de las registradas en 2011, el mejor año hasta la fecha en la historia de la región. "Es un éxito al que han contribuido todos los donantes", declaró anoche Mari Carmen Muñoz, directora técnica del Centro Comunitario de Sangre y Tejidos de Asturias, quien destacó un dato: 4.827 donantes nuevos (en su mayoría, menores de 35 años), frente a los 2.866 del año pasado.

Ayer, día del récord, se realizaron extracciones en Avilés, Gijón, Figueras y Castropol. El maratón de donación de sangre que se desarrolla hasta hoy en el salón de recepciones del Ayuntamiento avilesino suma 447 bolsas.

El punto de inflexión que ha dado lugar a esta marca se produjo el 11 de marzo, cuando se registraron las primeras suspensiones de intervenciones quirúrgicas en los centros sanitarios de la región, principalmente en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), a causa de la carencia de algunos tipos de sangre. El llamamiento a la ciudadanía dio resultado y logró contrarrestar el notable crecimiento de la demanda por parte de los hospitales: del 5,5 por ciento en hematíes, y del 15,5 por ciento en plaquetas.

Antonio Martínez, de 44 años, es uno de los muchos avilesinos que estos días han regalado vida. Él mismo vive por sangre ajena: "Hace años tuve un accidente de moto y me tuvieron que transfundir", explica. Ahora no pierde la oportunidad de colaborar con el colectivo que preside Carmen Palmira García en Avilés y Corvera.

Manuel Enjuto, karateka y profesor del gimnasio "Nuevo Millenium", también es un donante fiel "desde que estuve en el Ejército". "No tengo ningún motivo especial más que humanidad", subraya el deportista. Granadina Jiménez, de 58 años y vecina de Avilés, lo hace por solidaridad. José Belarmino Álvarez Fernández, de 56 años, empezó a regalar el preciado líquido rojo animado por su mujer. "Siempre viene bien colaborar con los demás y también es bueno renovar la sangre de vez en cuando, todo junto te hace sentir mejor", confiesa.

En la unidad móvil instalada en el barrio gijonés de La Calzada, Víctor Manuel Suárez indicaba: "Llevo ya unos cuantos años donando sangre. Empezó mi hermano y después le seguí yo. Lo hago encantado una vez al año".

Los responsables del Centro Comunitario de Sangre hicieron un llamamiento a evitar la relajación. "En Navidad hay muchos días festivos y necesitamos mantener un ritmo alto de donación", señalaron.