La ampliación del Museo de Bellas Artes de Asturias, obra de los arquitectos Patxi Mangado, Justo López García y Vicente Díez Faixat; el libro "Lo moderno de nuevo. Arquitectura en Asturias 1950-1965", de los arquitectos Fernando Nanclares y Nieves Ruiz, y el comedor escolar del colegio público Guillén Lafuerza, en Oviedo, obra del arquitecto Miguel Ángel García-Pola, son los ganadores de la XXIII Edición de los premios "Asturias" de Arquitectura que concede el Colegio de Arquitectos de Asturias.

El jurado valoró en el caso del Museo de Bellas Artes "la articulación de espacios por medio del tratamiento de la luz", y en el caso del comedor de Guillén Lafuerza, "la adecuación al programa y al usuario, la relación con los edificios preexistentes, su delicada implantación y el austero recurso a actuales tecnologías". En el libro de Fernando Nanclares y Nieves Ruiz se valora "la investigación de la arquitectura asturiana de las décadas de los cincuenta y sesenta y su contribución al conocimiento y divulgación de este nuevo patrimonio arquitectónico".

La ampliación del Museo de Bellas Artes, que supuso doblar la superficie del centro al sumar varios edificios colindantes ganando una mayor proyección hacia espacios más transitados, se inauguró el pasado año después de casi una década de obras y retrasos. El arquitecto navarro Patxi Mangado fue el responsable de un proyecto que conjuga el respeto por la fisonomía de las fachadas de los edificios añadidos con un interior luminoso y abierto a grandes espacios, todo ello articulado por una gran escalera como eje central del conjunto.

El jurado premió en el comedor escolar de Guillén Lafuerza, del ovetense Miguel Ángel García-Pola, una obra proyectada tomando como referencia la ordenación ortogonal del resto de edificios del colegio. De planta rectangular y de forma prismática, se reviste con una envolvente metálica de chapa perfilada, con aristas curvadas para suavizar el impacto visual. Con dicha solución García-Pola trata de evitar "los canalones, las bajantes y los encuentros entre los cerramientos de las fachadas y de la cubierta, facilitando además el mantenimiento del edificio".

Los huecos se han dimensionado buscando un equilibrio entre la aportación de la luz natural y la pérdida de calor de sus componentes. También se ha tenido en cuenta "además de la orientación, la escala de sus usuarios y las vistas existentes desde el interior".

De alto interés para el jurado resultó el libro de Nanclares y Ruiz sobre la arquitectura asturiana de los años 50 y 60. El trabajo se centra en un grupo de profesionales que en aquellos años, sin acuerdo previo, deciden abandonar los hábitos constructivos de los años 40 para retomar una arquitectura que enlaza con la moderna de los años 30, pero con nuevas maneras de expresarse. Nanclares ve en ello "una explosión de creatividad, un deseo de modernidad, de abstracción, una arquitectura más ligera y atenta a lo que ocurre en el mundo internacional y del arte. Incluye en ese conjunto obras de los hermanos Somolinos, Juan Vallaure, Álvarez Castelao, Vaquero Palacios y Gómez del Collado, entre otros.