Representan a la mejor selección de la historia del rugby, como Brasil en fútbol, pero presumen de ser personas normales. "Estamos orgullosos de nuestra humildad", dice Grant Fox, clave en la victoria de Nueva Zelanda en el primer Mundial de la historia, en 1987. Lo corrobora Steve Tew, CEO (primer ejecutivo) de la federación neozelandesa, que en su corta estancia en España ya ha comprobado la potencia de la marca All Blacks.

Tew y Fox son la avanzadilla de la representación de la selección neozelandesa de rugby, Premio Princesa de los Deportes. Los compromisos de los All Blacks sólo permitirá estar mañana en Oviedo a cuatro jugadores que compiten en Europa: Keven Mealamu, Jordie Barret, Israel Dagg y Conrad Smith. "Me sentiré un poco extraño porque ni siquiera jugué en la selección", se disculpa el dirigente, que será uno de los premiados que hablará en la ceremonia del Campoamor.

"Para ser sincero, no lo conocía", admite sin reparos Steve Tew sobre el premio que recogerá el viernes en representación de los All Blacks: "Cuando nos lo concedieron me informé y pude comprobar que tiene un gran prestigio. Nos sentimos muy honrados. Sentimos que nos premian por un trabajo continuado en el tiempo".

El CEO de la Unión de Rugby de Nueva Zelanda confirma que el deporte del balón ovalado "forma parte de la vida de la mayoría de los neozelandeses. Es muy importante para nuestra comunidad y, al mismo tiempo, nos identifica en el resto del mundo". Tex puso un ejemplo cercano, de su paso por Guipúzcoa: "Hace dos días estaba en una taberna en Guetaria. Me puse a hablar con la persona que tenía al lado y en cuanto le comenté que era de Nueva Zelanda me contestó: All Black".

Grant Fox confirma la ascendencia de los maorís en el rugby de su país, pero "en la selección tenemos una gran diversidad étnica, con personas de las islas del Pacífico y europeos. Que nuestros equipos bailen la haka demuestra la importancia de los maorís". Pese a su condición de número uno del mundo, la federación neozelandesa pasó una crisis económica a finales de la pasada década, poco después de la llegada de Tex al cargo: "No nos encargamos sólo de la selección, sino de todo el rugby: hombres, mujeres, entrenadores, árbitros, todo. Los problemas surgieron en 2008 y 2009, por la crisis global, pero teníamos liquidez gracias a lo que habíamos ahorrado mucho tiempo".

Grant Fox, una celebridad en su país, explica las razón por la que son más admirados por sus compatriotas: "Como equipo estamos muy orgullosos de nuestra humildad. Somos un reflejo de Nueva Zelanda. A los neozelandeses nos gusta salir, pasarlo bien. Los All Blacks somos como los demás, simplemente jugamos al rugby mejor que otros. Tenemos hijos, hipotecas... Es una suerte ser así, interactuar con las personas, que nos traten con normalidad. Para nosotros estar en la selección es algo normal".

Tercia Tew: "Lo mismo pasa con otras personas famosas. En Nueva Zelanda los políticos tienen vidas normales. No hay grandes diferencias con las personas desconocidas". Y remata Fox: "Quizá es porque los jugadores de rugby no ganan tanto como los de fútbol aquí. No lo lamento porque yo soy rico de otra manera. Simplemente estaba viviendo mi sueño".

Nueva Zelanda se pasó 24 años sin celebrar un título mundial, algo inimaginable. Fox explica que "nos llevó un poco de tiempo saber lo que necesitábamos. Después de esos años dolorosos hemos aprendido cómo ganar mundiales". Tew matiza: "En 1995 éramos el mejor equipo, pero no fuimos los mejores en la final. Fue una gran victoria para Sudáfrica, un evento histórico, maravilloso".

La supremacía de Nueva Zelanda en el rugby se explica, entre otras cosas, por el trabajo con la cantera, con detalles curiosos como la presencia de la televisión en los partidos escolares. Algo que no acaba de convencer a Tew: "Eso es bueno y malo. Ha servido para fomentar mucho el juego entre los jóvenes, lo hacía más atractivo. Lo negativo es que los chavales se creen mejores de lo que son. Nosotros queremos que tengan los pies en el suelo, que sean humildes".

Steve Tew prefiere no adelantar nada de su discurso del viernes: "Lo importante es el significado del premio y la compañía del resto de premiados, personas brillantísimas".