El genetista y paleoantropólogo Svante Pääbo, que recogerá en octubre en Oviedo el premio "Princesa" de Investigación Científica y Técnica, lidera el equipo que protagoniza un hallazgo extraordinario en la historia de la evolución humana: han identificado los restos del primer descendiente directo de dos especies humanas distintas. En concreto se trata de los restos de una adolescente que murió hace 90.000 años, cuando tenía unos 13 años de edad, cuya madre era neandertal y cuyo padre era denisovano. Se trata de un hallazgo excepcional. "Casi hemos atrapado a esta gente en el acto", declaró a la revista "Nature" Pääbo en alusión a la pareja mixta progenitora de este híbrido humano.

Los denisovanos son, junto con los neandertales, los parientes extintos más cercanos a los humanos actuales. Precisamente fue Pääbo, como en el caso del neandertal, el primer científico que secuenció el ADN de esta especie, cuya morfología prácticamente ignoramos. Los denisovanos se separaron de los neandertales hace unos 400.000-500.000 años y son una especie aún muy desconocida, menos que los neandertales, a quienes se atribuyen las primeras manifestaciones artísticas de la historia de la humanidad.

Este hallazgo se ha producido a partir de un hueso de sólo 1,5 centímetros que ahora se denomina "Denny" y que pronto pasará a los libros de texto. Formó parte del esqueleto de esta adolescente fruto directo del cruce de dos especies, aunque cuando fue encontrado en 2012, en una cueva de las montañas siberianas de Altai, cerca de la frontera entre Rusia y Mongolia, no se sabía si pertenecía a un homínido o a un animal. En esta misma cueva (que también fue ocupada por neandertales) aparecieron los primeros restos que, tras su análisis, Svante Pääbo pudo atribuir a una nueva especie de homínido: el Hombre de Denisova.

Ahora, tras el análisis paleogenético -la especialidad con la que Pääbo ha abierto una inmensa ventana para asomarnos la evolución humana-, no sólo se sabe que "Denny" era de madre neandertal y padre denisovano. También sabemos que este último era el fruto de cruces anteriores con otros neandertales y tenía al menos un pasado de esta especie en su árbol genealógico. Muchos humanos actuales llevan dentro un neandertal o un denisovano. Un 1% del ADN de las poblaciones asiáticas y amerindias es denisovano, un porcentaje que sube al 5% en los aborígenes de Australia o los papúes de Guinea. Menos los africanos actuales, el resto de los humanos modernos tienen un 2% de ADN de procedencia neandertal. Pero hasta la fecha no se había encontrado un híbrido de primera generación. Como mucho, se habían encontrado homo sapiens con antepasado neandertal tres o cuatro generaciones antes.

Pääbo deduce de este hallazgo que, cuando se encontraban, "seguramente los neandertales y los denisovanos se reproducían frecuentemente, mucho más de lo que pensábamos; si no, no habríamos tenido tanta suerte". "Todo apunta a que no tenían prejuicios los unos con los otros", añade el nuevo premio "Princesa", quien confiesa que cuando vio los primeros resultados de los análisis pensó que se trataba de un error.

Fabrizio Mafessoni, que formó parte del equipo investigador que descubrió a "Denny", añade que "un aspecto interesante de este genoma es que nos permite aprender cosas sobre dos poblaciones: los neandertales por parte de su madre y los denisovanos por parte de su padre". La madre se encontraba genéticamente más cerca de los neandertales que vivían en Europa occidental que de los que residían en la cueva de Denisova. Esto muestra que los neandertales migraron entre Eurasia occidental y oriental decenas de miles de años antes de su desaparición.