Los escándalos de pederastia protagonizados por sacerdotes católicos son "el 11-S de la Iglesia". Esta comparación, hecha nada menos que por monseñor Georg Gänswein, secretario privado del papa emérito Benedicto XVI, retrata la grave crisis abierta en el papado de Francisco a causa de los numerosos casos de abusos sexuales a menores que se están destapando en todo el mundo, últimamente con especial intensidad en Estados Unidos.

La cúpula católica estadounidense fue recibida ayer en el Vaticano por el pontífice y en este encuentro los prelados expusieron a Francisco que la iglesia católica de Estados Unidos se siente como "el cuerpo de Cristo lacerado por el diablo de los abusos sexuales". Así se lo expusieron al papa Francisco el cardenal Daniel DiNardo, presidente de la conferencia episcopal de EE UU; su vicepresidente, el arzobispo José Horacio Gómez y al secretario general, el obispo Brian Bransfield. Se da la circunstancia de que ayer mismo el papa aceptaba la renuncia de un primo de Bransfield, Michael, también obispo y acusado de "acoso sexual a adultos". En agosto pasado, la cúpula eclesial estadounidense indicó que uno de los objetivos de este encuentro era presentarle a Francisco un "plan de acción" para facilitar la denuncia de abusos o mala conducta por parte de sacerdotes.

En el encuentro con el pontífice, estuvieron acompañados por el arzobispo de Boston, Sean O'Malley, presidente de la Comisión pontificia para la protección de menores, consejero cercano de Francisco. La conferencia episcopal estadounidense aseguró en un comunicado que Francisco había escuchado "desde lo más profundo de su corazón" y que el intercambio fue de "extenso, fructífero y positivo". Sobre la mesa estuvo el informe de la Corte Suprema de Pennsylvania, que constata más de 1.000 víctimas de abusos sexuales de unos 300 sacerdotes en las últimas siete décadas. También el caso del purpurado estadounidense Theodore McCarrick, cesado del colegio cardenalicio por Francisco en julio pasado. Este caso ha sido utilizado por el sector ultraconservadora de la curia contra Francisco. El exnuncio en EE UU Carlo Maria Viganò acusó, sin aportar prueba alguna, a Francisco de estar al corriente de los abusos cometidos por McCarrick y haber ignorado las sanciones impuestas contra él por Benedicto XVI.

Además de este encuentro privado con los prelados de EE UU, Francisco ha convocado una reunión extraordinaria, sin precedentes, con todos los presidentes de las conferencias episcopales para tratar de frenar una crisis con efectos devastadores entre los fieles. Una encuesta divulgada el miércoles por la cadena de televisión estadounidense CNN revela una disminución de la popularidad del papa en Estados Unidos. Sólo la mitad de los estadounidenses (48%) lo avala, contra un 72% en 2013, el primer año de su pontificado. Entre los católicos estadounidenses, su aprobación también se redujo, al 63% contra 83% un año y medio atrás, según la misma encuesta realizada sobre una muestra de 1.000 personas.