Lo que ocurrió ayer en el Centro Oceanográfico de Gijón fue un ejemplo claro del poder de los premios "Princesa de Asturias". Sylvia Earle, galardonada este año por sus trabajos como investigadora, bióloga y divulgadora, estrechó la mano tendida por Javier Cristobo, director del centro, y consiguió poner en contacto al instituto con la Sociedad "National Geographic". La organización otorga cada año becas destinadas a jóvenes investigadores y a partir de este curso el Oceanográfico de Gijón será tenido en cuenta a la hora de destinar estas ayudas.

El pasado miércoles, la bióloga marina y premio "Princesa" de la Concordia, se reunió con científicos e investigadores asturianos dentro de la agenda que marcan los galardones asturianos. En ese encuentro, Cristobo, no quiso perder la oportunidad de hablar con Earle acerca del instituto que dirige en la villa y en el que trabajan una veintena de investigadores y preparadores. "Fue algo maravilloso. No pensábamos que fuese a aceptar nuestra invitación. Los premios tienen una agenda muy marcada y los premiados casi no disponen de tiempo para salirse del guión La sorpresa fue que nos dijera que sí y que al final pudiera venir", cuenta Cristobo, quien no se separó ni un segundo de la investigadora estadounidense durante su visita.

Antes del pertinente recorrido por las instalaciones del centro, Earle mantuvo un encuentro con los investigadores. "Nos llamó la atención lo cercana que fue con todos nosotros. No dejó de preguntarnos por nuestros trabajos, te pedía mirar por el microscopio y con mucha curiosidad te preguntaba qué hacías", contó Cristobo. La bióloga quiso poner en relieve la necesidad de cuidar los lechos marinos y defender el trabajo que desarrollan los científicos del centro en el mar Cantábrico. "Una de las cosas que nos recalcó Earle fue la tragedia que supone la desaparición de una especie. Es un golpe tremendo para todo un ecosistema, no podemos perderlo de vista", contó Cristobo. Durante el encuentro, Earle defendió la protección de las especias marinas, sin importar su grandeza, tamaño o singularidad, "todas son importantes, desde el más pequeño de los crustáceos a la mayor de las ballenas. Tenemos que ver a los animales como los seres vivos que son. Igual que cuidamos de nuestras vacas o de nuestras ovejas, tenemos que hacerlo con los animales marinos", explicó Earle a los investigadores del Centro Oceanográfico de Gijón. Ninguno de los presentes pudo casi parpadear, muchos le hicieron preguntas sobre su trabajo y para todas esas cuestiones había respuesta y un sincero comentario de la bióloga.

"Tenemos que actuar ahora, no podemos dejarlo pasar, estamos a tiempo de cambiar las cosas, el impacto es tremendo en todos los mares. Solo apoyando a los investigadores podemos sobreponernos a las circunstancias", explicó Earle. Tras la visita, "inesperada y magnífica", de la Premio Princesa, el trabajo continúa en el centro gijonés que pronto cumplirá sus primeros 20 años de existencia, efeméride que sin duda conmemorará como merece.