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Dominga Sotomayor: "No quiero dar mensajes, sólo hacer preguntas, captar emociones"

La cineasta chilena, premio a la mejor dirección en Locarno, capta en "Tarde para morir joven" un "estado colectivo" tras la caída de Pinochet

Con su última película, "Tarde para morir joven", ha dejado de ser una fulgurante promesa para convertirse en una de las realidades más sólidas del nuevo cine que se hace en Hispanoamérica. En el último festival de Locarno fue galardonada, el pasado verano, con el premio a la mejor dirección (la primera mujer en lograrlo) con "Tarde para morir joven". Dominga Sotomayor (Santiago de Chile, 1985) presentó ayer en el FICX su filme, estreno en España. Y lo hizo con un guiño a la cinematografía de su país: "El cine chileno está en un gran momento, muy interesante". Más de cuarenta y cinco títulos al año.

Dominga Sotomayor confiesa su pertenencia a una generación más bien apolítica. A la caída de la criminal dictadura de Pinochet, que duró desde 1973 a 1990, tenía cinco años. Tras ese sangriento paréntesis, Chile recuperó su democracia. Y es en ese tiempo en el que la directora sitúa su película: "Lo que hago es poner más el foco en el impacto emocional de esas transición; un estado colectivo de Chile pero a través de una historia de adolescentes, de un primer amor y de las relaciones entre padres e hijos".

A Dominga Sotomayor, descendiente de una familia de artistas (su madre es la actriz Francisca Castillo y su abuela, la pintora Carmen Couve) no parece que le inspire la apertura de las grandes alamedas, como soñó Salvador Allende en una célebre alocución. Ella prefiere los espacios más íntimos, las atmósferas, para hablar de nostalgias y melancolías prematuras, de adolescentes que se sienten viejos.

"Pienso en imágenes; lo primero que tuve de esta película fue el título: el proyecto fue aumentando y ganando capas", explicó ayer, tras el primer pase de su filme. Su película anterior, "De jueves a domingo" (2012), pasó por los festivales de Valdivia y Róterdam. Y un corto suyo, "La isla", ganó el premio de cortometrajes en el certamen de la ciudad holandesa.

"'Tarde para morir joven' es una película bastante colectiva con la que yo quería, también, captar un cierto color exterior", hizo resaltar la autora. La filmación fue el resultado de aplicar "ciertas reglas y mucha libertad". Y la cineasta ha querido que el lugar en el que transcurre la acción, "que conozco mucho", tuviera un relevante papel en la historia. "Es una película que nos ha transformado a todos: a mí y a cuantos jóvenes trabajaron en ella". Logró financiación de cinco países: Chile, pero también Brasil, Argentina, Países Bajos y Catar. ¿Y cómo se siente después del espaldarazo de Locarno? "Lo que pasó allí ha sido muy bonito y una sorpresa", indicó. Y un aviso para amantes de las consignas: "No quiero dar mensajes, sólo hacer preguntas, captar emociones".

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