-Ahora, vamos a "obrear" al Jovellanos.

No busquen en el Diccionario: ninguna entrada recoge el verbo "obrear". Pero lo escuchamos ayer camino del teatro Jovellanos, en Gijón, atentos a las conversación de dos condiscípulos de siete u ocho años como mucho. Cierran la fila que asciende por la calle de La Merced y se explican ese palabro que parece invención de un filólogo cruzado con un poeta: obra, orear... ". Y concluimos, tras el palique de esos dos pequeños espectadores, que "obrear" consiste no sólo en ver una obra de teatro, sino también en pasárselo bien con lo que ocurre en el escenario.

Y es que los niños "obrean" con bastante aquiescencia en la Feria Europea de Artes Escénicas (Feten), que pasó ayer el ecuador con lleno en las treinta y una representaciones en los distintos espacios gijoneses. Veintiuna compañías, con estrenos como el de Nacho Diago y su "El misterioso caso de Houdini y la habitación cerrada" o los de "Luna Teatro Danza" ("Blancanieves") y "Tian Gombau-L'Home Dibuixat" ("Zapatos nuevos").

Pero no sólo "obrean" los más pequeños. La vigésima octava edición de Feten vuelve a demostrar que es una feria teatral en la que caben todas las disciplinas escénicas, todos los asuntos y, también, todos los públicos. Basta un vistazo a los distintos espectáculos para comprobar esa variedad de edades. Feten se ha convertido, pese a lo que reza su nombre, en una gozosa cita intergeneracional. Regresó el anticiclón. Y con la bonanza climatológica, los espectáculos de calle volvieron a tener un seguimiento masivo. Las gallegas de "Sincronacidas" triunfaron en el paseo de Begoña con su "olímpica" parodia, Caballé y Freddie Mercury mediante. Muy entretenido, asimismo, el "Tri-Circus" de la catalana Ana Confetti, que hizo de las suyas por Corrida con su musical triciclo. Los vascos de "Ganso&Cía" tomaron la plaza Seis de Agosto con "Babo Royal" y "Acrobacia Mínima" nos puso a todos a no perder la silla.