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"Un momento razonable" para un bautismo de pasos "muy medidos"

Hasta el próximo viernes, la voz de la Princesa de Asturias apenas ha sonado en público durante los escasos 37 segundos que tardó en leer el primer artículo de la Constitución. Fue el 31 de octubre pasado, el día de su decimotercer cumpleaños y en vísperas del cuadragésimo de la Carta Magna, en el Instituto Cervantes de Madrid y delante de su padre, su madre y los representantes de las más altas magistraturas del Estado. El capítulo que se escribirá el viernes tendrá el valor de ser el primer discurso original con contenido de la heredera de la Corona y llega, dicen algunas voces de observadores expertos, en "un momento razonable" después de que el proceso de exposición pública de la joven aspirante haya seguido hasta ahora pasos "muy medidos" conforme a una "operación bien planificada" en un contexto histórico agitado, de convulsión política y afectación para el prestigio social de la institución monárquica en mitad del "test de estrés" sostenido que ha supuesto para el país y su jefatura de Estado el desafío soberanista catalán.

El momento de la presentación puede servir, opina Miguel Ángel Presno, catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Oviedo, porque intervendrá en "actos protocolarios y medidos que no implican ejercicio de funciones constitucionales". Será, en todo caso, una muesca esencial en una breve biografía cuya porción más expuesta al público empezó hace veinte meses, con la imposición en enero de 2018 del Toisón de Oro de manos de su padre , siguió con la visita oficial a Covadonga y la lectura de la Constitución y se alarga en Oviedo. Son "pasos muy medidos, no muy distintos a los de sus homólogos europeos ni anormales", añade el asturiano Enrique Moradiellos, catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad de Extremadura, a quien no se le escapa que la situación del país y la desafección monárquica harán "aún más importante" y digno de expectación el discurso de Oviedo de la Princesa.

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