El Museo de Bellas Artes de Asturias se ha convertido en un auténtico Principado del Museo Nacional del Prado, premio "Princesa de Asturias" de Comunicación y Humanidades. Las dos pinacotecas han unido fuerzas para organizar la exposición "Austrias y Borbones. Príncipes y Princesa de Asturias, y Reyes de España", que se inauguró ayer, en el marco de la Semana de los Premios.

Compuesta por cinco obras del Prado y cuatro del Bellas Artes, la muestra reúne una serie de retratos oficiales de príncipes de Asturias, algunos de los cuales llegarían a ostentar la corona, con el añadido de un medallón de mármol de Carlos III de la época, previa a su llegada al trono español, en la que reinaba en Nápoles con el nombre de Carlos VII.

La muestra es fruto de la excelente relación que mantienen las dos instituciones. "La colaboración con el Museo de Bellas Artes es muy buena, y este es uno de los grandes museos provinciales y regionales que hay en España", precisó Miguel Falomir, director del Museo del Prado, ayer, durante la inauguración de la exposición.

"La que mantenemos con el Prado es una relación de ida y vuelta en la que nosotros somos los más beneficiados", añadió Alfonso Palacio, director del Museo de Bellas Artes de Asturias, que destacó las 44 obras que el premio "Princesa de Asturias" de Comunicación y Humanidades tiene en depósito en la pinacoteca regional, pero también los continuos préstamos entre ambas instituciones para diferentes muestras.

En el caso de "Austrias y Borbones: retratos de Príncipes y Princesas de Asturias, y Reyes de España", la exposición incluye obras de Alonso Sánchez Coello, Juan Carreño de Miranda, Miguel Jacinto Meléndez, Jean Ranc, Henri Antoine Favanne, Anton Raphael Mengs y el taller de Diego Velázquez. La selección tiene además un importante valor didáctico, ya que permite recuperar la historia de figuras como el príncipe don Carlos, el hijo díscolo de Felipe II; o el malogrado Luis I, primogénito de Felipe V y que sería el portador más efímero de la corona española: solo ocho meses, antes de su prematura muerte en 1724.

"Es difícil encontrar una muestra más adecuada para la ocasión", sostuvo Miguel Falomir, en alusión a la conexión con los premios y a la presencia en los actos de este año de la Princesa de Asturias, Leonor de Borbón.

Tras la inauguración de la muestra, que se expone en la sala 3 del museo, en el palacio de Velarde, Falomir ofreció una conferencia en la que repasó la historia del Museo del Prado, analizó su situación presente y esbozó algunas claves de su futuro.

El director de la gran pinacoteca nacional recuperó anécdotas poco conocidas de la historia del museo, como la existencia entre 1827 y 1839 de una sala reservada que acogía desnudos y que estaba vetada a mujeres y niños. También otra que le transmitió Alfonso Guerra: su visita a una exposición de Murillo al día siguiente de la victoria socialista en las elecciones de 1982. Los socialistas tenían su "cuartel general" en el hotel Palace, muy próximo al Prado. Guerra le confesó que estaba en tensión por los comicios, y que aquella visita, que completó prácticamente solo, le sirvió para relajarse.

En relación al futuro del museo, Falomir insistió en que pasa por la ampliación del Salón de Reinos, y avanzó su intención por incorporar a un conservador de arquitectura, dado el valor de los edificios que componen el museo. Además, Falomir celebró la próxima llegada a Asturias del retrato de Jovellanos realizado por Goya en 1798, que a partir del 11 de noviembre se expondrá en el Museo Casa Natal de Jovellanos de Gijón, en lo que será el colofón del pograma "De gira por España", impulsado por el Museo del Prado por su bicentenario.