No es habitual que una película de animación compita en la sección oficial del Festival Internacional de Cine de Gijón (FICX). "Las vidas de Marona", premiada en Estrasburgo, candidata a los "Oscar" y nominada a los Premios del Cine Europeo, es la excepción de esta quincuagésima séptima edición de la cita asturiana. "No es una película sólo para niños, sino para familias y es un cuento sobre la felicidad y la vida, una lección de amor", aseguró ayer su directora, la rumana Anca Damian, quien, a sus 57 años, tiene fama de cineasta versátil, con una mirada humanista capaz de integrar distintas disciplinas en sus películas.

"Las vidas de Marona", filme que tuvo un presupuesto de 2,6 millones (un millón sólo para animación, es una obra inspirada en hecho reales. "El punto de partida es esa perrita a la que salvé en 2014; aunque no soy Brigitte Bardot, o sea, que no me paso la vida salvando animales, me di cuenta de la empatía que son capaces de transmitir estos seres según van cambiando de hogar y de lazos familiares", explicó la realizadora.

"Es una película para familias y que quiere hablar a varias generaciones de espectadores porque tiene varias capas de significaciones", indicó la cineasta rumana. Ésta puso, además, distancias con el cine de animación que suele facturar la industria de Hollywood: "Aunque tiene también un nivel de entretenimiento, he querido contar una historia verdadera y es por eso, tal vez, por lo que está llegando al corazón de la gente".

En el filme, la perrita protagonista es blanquinegra, pese al título (una alusión al color marrón del animal en que se inspira la obra). Y "Las vidas de Marona" es, asimismo, una fábula sobre el entrelazamiento entre la vida y la muerte. "Bueno, es que la muerte tiene también mucho de lección de amor. Me parecía importante explicar por qué nacemos y que la vida es eso, un proceso que desemboca en la muerte", dijo. Y añadió: "Los niños tienen que aprender eso, porque suelen tener mascotas que viven muchos menos años que ellos".

Este filme es una coproducción de Francia, Rumanía y Bélgica, con guion de Anghel Damian. La música, que tiene importancia en la sucesión de imágenes, es del compositor Pablo Pico. La realizadora, rumana, que capitanea un eficaz equipo de animación y creadores de decorados, defendió este tipo de cine por su "gran capacidad para mostrar el interior de los personajes".

"'Las vidas de Marona' es una película que habla de la libertad y que, por tanto, se dirige a los espíritus libres", hizo resaltar Anca Damian, que estrenó su filme en el último Festival de Annecy. "La música es una parte importante de esta película; la grabamos en un ático de Estrasburgo y fue algo muy especial", indicó. Pablo Pico compuso la melodía antes incluso de que la animación estuviera hecha.

Para la realizadora, la animación es una suma de distintas artes. Relató su proceso creativo: "Lo primero es el tema, la historia; después, el concepto visual y el resto de decisiones. Soy una artista visual frustrada, así que utilizo el arte de otros para expresar mi propio arte".