Ni la pandemia de coronavirus ha impedido a Fernando Orosa acudir, como cada lunes desde 2013, a una de las sedes de Cruz Roja de Gijón para llamar a aquellas personas mayores sin compañía familiar. Ahora, además de hacerles las horas más amenas a los ancianos sin familia, el voluntario de 73 años emplea su voz firme y segura para ofrecer medidas de prevención para evitar el contagio de los más vulnerables.

Orosa forma parte del programa de operadores de proximidad local y acompañamiento, que, tras decretarse el estado de alarma, la Cruz Roja emplea para trasladar consejos a los mayores para afrontar la pandemia. Arrancaron la pasada semana y esperan llevar a cabo al menos 14.000 llamadas solo en Asturias. "Muchas de ellas serán a gijoneses", aseguró Maite Alonso, la responsable de la asamblea de Cruz Roja que añadió que "detectamos incertidumbre entre la población".

Como el resto de la sociedad, Cruz Roja está adaptando sus recursos para encarar la crisis del COVID-19. La institución humanitaria instruye desde hace días a sus voluntarios en el uso de equipos de protección individual (EPIS) y han elaborado una guía para resumir los principales síntomas de la enfermedad y cómo identificarlos.

El programa de operadores de proximidad local arrancó hace seis años. La expansión del coronavirus por Asturias ha multiplicado sus integrantes. Habitualmente, eran seis voluntario y ahora son 16 voluntarios movilizados para llamar a aquellos que más lo necesitan. "Espero que esta emergencia sanitaria al menos sirva para valorar la sanidad pública y ser más coherentes con ella", deseó Fernando Orea, que presta su voz contra la pandemia de coronavirus que ha confinado a un país.