Quédate en casa... si la tienes. Las entidades sociales llevan días lanzando advertencias para proteger a la población más vulnerable: los que no tienen un techo, las personas mayores o las que viven solas, las familias con necesidades que en condiciones normales ya afrontan el día a día con dificultades y que ahora, con el excepcional momento de cuarentena, se verán en situaciones más calamitosas aún. Con el objetivo de crear un "mapa de las necesidades", es decir, tener controladas todas las situaciones de riesgo posibles, y establecer en la medida de lo posible una red de voluntarios se acaba de crear en Gijón la Red de Apoyos y Cuidados de Asturias (RACA), nacida de la experiencia comunitaria de la zona oeste de la ciudad, pero que se aplicará a nivel regional.

"Empezamos pensando en la zona oeste, que es la que mejor conocemos, pero enseguida vimos la necesidad de extender el plan hacia otros barrios de Gijón. Y, después, a toda Asturias en todo lo que podamos", explica Héctor Colunga, director de la Asociación Mar de Niebla y presidente a nivel regional de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza, dentro de la que se pondrá en marcha la nueva iniciativa. Un plan que nace de "las muchas necesidades detectadas ya y de la certeza de que muchas se nos escapan, y por lo tanto es necesario que demos con ellas para que esas personas tengan ayuda". Y, por otra parte, de la creciente oleada de solidaridad que ha generado la crisis del coronavirus en la sociedad asturiana. "Están apareciendo numerosas iniciativas de ayuda espontáneas maravillosas, y creemos que necesitamos darles forma y establecer un orden de acción, siempre siguiendo las normas que nos marquen las autoridades", reflexiona Colunga.

Para elaborar el mapa de necesidades se contará con "todos los que quieran colaborar", que conozcan de algún caso cercano que podría verse en riesgo por la cuarentena: necesidad de alimentos o medicinas, problemas de movilidad, o simplemente personas que viven en la calle. Una vez detectado el problema, deben rellenar un impreso disponible en internet (barriooeste.com/raca) en el que se explicará cada caso, y con el boca a boca y la difusión en redes sociales como herramienta clave.

Una vez se vaya teniendo un listado de problemas, "se pondrán en conocimiento de las entidades sociales que ya están trabajando en este campo y de la Administración competente", explica Colunga. Y para atender allá donde no llegue ningún otro sostén, se creará en un paso siguiente, una red de voluntarios que deberá estructurarse "siguiendo todas las normas, dadas las restricciones actuales". Esto es, con todos los permisos y medidas de seguridad para, en última instancia, "echar una mano en la calle con todas las garantías". Porque tampoco se trata de poner a nadie en riesgo, ni de lanzar a los voluntarios a la calle sin orden. Entre sus tareas estarán la realización de compras y llamadas de apoyo a personas mayores o de riesgo, para personas aisladas por recomendación médica, reparto de alimentos y comidas a personas sin hogar y de materiales didácticos para los pequeños necesitados, para que ellos también puedan llevar el aislamiento lo mejor posible.

Unas acciones que se revelan más necesarias que nunca cuando los datos son demoledores. Solo Gijón suma cerca de 440 personas sin hogar, según el estudio realizado a finales del año pasado por el un equipo de voluntarios. De ellas, 142 duermen en la calle, y puede que sean más, porque los datos obedecen a una foto fija de un sólo día y porque el número de personas que duerme en infraviviendas no es exacto, sino que obedece a los datos aportados por informantes de referencia. Por eso, "esta crisis debería hacernos reflexionar más que nunca", advierte Héctor Colunga. Porque la cuarentena ha hecho más visible que nunca la falta de soluciones habitacionales y residenciales, y porque "estamos pidiendo a mucha gente que se aísle solamente entre cartones".