"La estimación es que aproximadamente una de cada tres personas que trabajan pueden hacerlo desde su hogar. Dos terceras partes tienen que ir a sus puestos de trabajo, hay un límite muy claro", aclara Guillén. Es decir, el teletrabajo puede alcanzar, como mucho y salvo que cambie el modelo económico actual, a un tercio de los trabajadores. En Europa, "entre el 10 y 20% de las personas que pueden hacer teletrabajo lo estaban haciendo antes de la crisis", explica Guillén. Más datos: "Como mucho un 6% de la población estaba haciendo teletrabajo al menos parcialmente, uno o dos días a la semana". El economista cree que este modo de empleo "es eficiente, porque no hay traslados, reducimos consumo de energía y contribuimos a mejorar calidad del aire; pero, por el lado de la eficacia, hay resultados ambiguos de los estudios". Así, "algunos dicen que los empleados están motivados y tienen gran productividad, y otros, al contrario, señalan que el teletrabajo genera gran estrés, difícil coordinación, cansancio, desmotivación?"