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La musicóloga Andrea G. Torres reivindica el género chico en una novedosa tesis

La investigadora asturiana, que recibió la nota máxima, profundiza en la historia social del teatro musical breve a través de la obra de Manuel Nieto

Andrea García Torres.

El género chico fue un tipo de teatro musical breve de gran éxito popular que prácticamente desapareció en las primeras décadas del siglo XX. Pese a su arraigo y éxito, el género chico no ha sido un objeto de estudio preferente entre los musicólogos. Ahora, una novedosa tesis doctoral de Andrea García Torres, que acaba de ser presentada en la Universidad de Oviedo, profundiza en la historia social del género a través de la figura de uno de sus máximos exponentes: el compositor Manuel Nieto.

A diferencia de otros estudios precedentes, que planteaban biografías organicistas de los compositores, Torres ha buscado, en su investigación en torno a la vida y la obra de Manuel Nieto, ampliar el conocimiento sobre el repertorio del género chico profundizando además en los mecanismos de funcionamiento cara al público y en la componente ideológica de este teatro musical breve.

Para ello, Torres (que realizó su tesis con un contrato de Formación del Personal Investigador asociado al "Proyecto de I+D Microhistoria de la música española: ciudades, teatros, repertorios, instituciones y músicos") seleccionó una serie de obras, estrenadas todas ellas entre 1859 y 1911, que son representativas de distintos aspectos del género chico, de tal manera que cada uno de esos títulos actúa como paradigma de una serie de recursos temáticos, musicales y escenográficos, así como de los posicionamientos ideológicos del género. Así, la musicóloga ha podido identificar, a través de la obra de Nieto, cómo se trataba en el género chico cuestiones de relevancia social como el colonialismo, los problemas raciales, el impacto de la Revolución Industrial o las convulsiones a las que se vio sometida, en ese período, la política española.

Andrea G. Torres, que es colaboradora de LA NUEVA ESPAÑA en el ámbito de la música clásica, defendió su tesis doctoral, dirigida por la catedrática María Encina Cortizo, por vía telemática, debido a la clausura de las aulas por la pandemia de coronavirus. Su tribunal, presidido por el maestro de musicólogos Emilio Casares (Catedrático Emérito de la Universidad Complutense de Madrid), estaba formado además por Walter Aaron Clark (University of California Riverside), José Ignacio Suárez (Universidad de Oviedo), María Nagore Ferrer (Universidad Complutense de Madrid) y Gloria Araceli Rodríguez (Universidad de Oviedo). Un tribunal que no dudó en reconocer la labor de la ya doctora con la nota máxima, sobresaliente.

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