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Balizas de papel para rematar el agosto más extraño

De los "Cuentos" de Thomas Wolfe a la novela póstuma de Mariano Arias, pasando por Zweig, Camilleri, Dürrenmatt, Condé, Tanizaki, Poe y Hernán Ronsino

Balizas de papel para rematar el agosto más extraño

Está claro. Este agosto es extraño, muy extraño, y cada cual lo navega como puede. Los más procuran no alejarse demasiado, no sea que haya que regresar picando espuela. Así que, más que nunca, se requieren vías de escape interior, agujeros de gusano balizados con papel para desembocar en mundos tan virtuales como remotos. Aquí va una veintena de balizas para rematar agosto con seguridad.

Balizas clásicas. Sin duda habrá quien prefiera encontrar todas las señales en un mismo volumen. La edición exhaustiva de los Cuentos de Thomas Wolfe (1900-1938) es la llave de entrada al universo literario más complejo, poético y depurado del primer tercio del siglo XX estadounidense (952 páginas, 39 euros). Ya no hay excusa para ignorar a Wolfe, un gran maestro del relato. Por esa época publicó el austriaco Stefan Zweig las 25 páginas de Una boda en Lyon. Ambientada en la Revolución Francesa, esta denuncia de la persecución política y religiosa da título a un volumen (Acantilado, 102 páginas, 10 euros) completado con otros tres relatos.

Salten medio siglo y alcanzarán los días en que la inglesa Penelope Lively (1933) dio a conocer El mundo según Mark (1984), una succionadora novela, construida y desarrollada con maestría, en la que el mapa afectivo e intelectual de un biógrafo y de su esposa, una galerista hiperactiva, se ven confrontados al ensimismamiento de la nieta de un biografiado (336 páginas, 22,80 euros). Quince años antes, un gran pope de la literatura afroamericana, Ishmael Reed, publicó su segunda novela, La caída de Yellow Back Radio (170 páginas, 18 euros). Fue su modo de darle un giro afro al salvaje Oeste y lo ejecutó mediante un negro cowboy de circo, practicante del "hoodoo", la magia africana de Nueva Orleans.

Para los amantes de la baliza en píldoras, Periférica ha pensado una "serie menor", que inauguran dos títulos. En la novela corta La avería, el suizo Friedrich Dürrenmatt (1921-1990), un gigante de la literatura alemana envuelto en gloria por sus piezas teatrales, imagina la velada de un viajante de telas sometido al trágico juego de ser "el acusado" (112 páginas, 9 euros). Ballena, del francés Paul Gadenne, malogrado por la tuberculosis en 1956, puede entenderse como una teoría del conocimiento, en miniatura, propiciada por la aparición en una playa del cadáver de un cetáceo blanco (48 páginas, 8 euros). Y ya para cerrar el frente exterior, quienes se marean en los volúmenes de cuentos completos hallarán en Los misterios de Auguste Dupin (168 páginas, 16,50 euros) las tres piezas sobre las que Poe levantó el edificio de la novela detectivesca.

Balizas recién horneadas. Todavía humea una novela de anticipación, Qualityland, que tuvo la mala fortuna de salir al principio de la pandemia. El alemán Marc Uwe Kling se interna en un mundo donde tu trabajo es tu apellido y no hay que tomar decisiones. Ya se encargan los algoritmos. Sin embargo, un ciudadano, Peter Sinempleo, no acaba de ver clara la robotización de las personas y la humanización de las máquinas (Tusquets, 480 páginas, 21 euros). También es alemana Juliana Kálnay, quien en su primera novela funde con toda solvencia lo extraño y lo absurdo, y destila el resultado en el alambique de una comunidad de vecinos (Acantilado, 216 páginas, 18 euros).

De Nigeria, pero recriada y educada en EE UU es Chinelo Okparanta que, en 2015, se ganó el aplauso crítico en ambas márgenes del Atlántico con Bajo las ramas de los udalas, una novela de iniciación que arranca en 1968 durante la guerra de Biafra.

Balizas reflexivas. Mucho patriarcado, pero poco padre. Esa es la laguna que la psiquiatra Katherine Angel detecta en la nueva ola feminista impulsada por el movimiento "MeToo". Daddy Issues (80 páginas, 15,50 euros) es su respuesta, un afilado ensayo en el que la también sexóloga pretende sentar las bases de una deconstrucción de la familia mediante el análisis de la figura del padre en la cultura contemporánea.

Narrar el periplo que inició en París, tras un embarazo accidental, y que la llevó a perseguir su identidad por varios países del África recién independizada es el objetivo de La vida sin maquillaje, el segundo panel de la autobiografía de la narradora antillana de lengua francesa Maryse Condé (Impedimenta, 320 páginas, 22,50 euros). Un volumen devorado por quienes disfrutaron sin tasa Corazón que ríe, corazón que llora, las memorias de infancia de la Nobel alternativa del año 2018.

Camilleri no solo escribió novelas de Montalbano. Quienes busquen en la reflexión erudita y elegante su remanso de paz frente al desconcierto lo encontrarán en Conversación sobre Tiresias (64 páginas, 9,90 euros), un intenso merodeo que saca a la luz la esencia del adivino ciego.

La resistencia preside las dos balizas siguientes. Ser bosques, de Jean-Baptiste Vidalou, pone el foco en las comunidades que se oponen a la destrucción de sus bosques porque conlleva la aniquilación de sus modos de vida (Errata Naturae, 160 páginas, 19 euros). Por su parte, El analista, del periodista gallego Héctor Juanatey, reconstruye todos los movimientos de pasillo y despacho desencadenados por la decisión del presidente Correa de dar asilo político a Julian Assange en la embajada de Ecuador en Londres.

¿Prefieren volver al remanso? Pues aterricemos primero en Japón. El francés Michaël Ferrier -novelista, ensayista, profesor- logró cerrados aplausos en 2005 con este Tokio. Pinceladas del alba, que ahora vierte al castellano Gallo Nero (108 páginas, 12 euros). Un viaje a los subterráneos nocturnos de la capital nipona y una aproximación al caos, narrada como novela y alimentada como ensayo. Si después quieren apreciar la oscuridad con calma y profunda mesura, sepan que Navona ha publicado el célebre Elogio de las sombras, de Junichiro Tanizaki, en traducción directa del japonés (112 páginas, 12 euros).

Balizas de aquí. Si son de quienes prefieren descubrir narradores en castellano, sigan los pasos del argentino Hernán Ronsino, quien en Cameron (Eterna Cadencia, 80 páginas, 12 euros) reconstruye, con tensión extrema y a lomos de la venganza, un linaje "glorioso" depositado en la voz de su último y ya anciano eslabón.

Y si quieren algo todavía más de aquí, no dejen escapar Hombre mudo (194 páginas, 15 euros) , la novela póstuma en la que el prematuramente desaparecido Mariano Arias cristaliza su convencimiento de que la incomprensión del otro impide cualquier comunicación. Grande, grande.

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