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Un huracán francés arrasa en Oviedo

Triunfo en el Auditorio de “Les Vents Français”, que arrastran a numeroso público joven y llevan el fenómeno fan a la música de cámara

“Les Vents Français”, durante el concierto de ayer. | Miki López

“Les Vents Français”, un huracán de la música de cámara, pasó anoche por Oviedo y arrasó en el Auditorio Príncipe Felipe. Lo hizo con todos los honores. Música impecable y mucho público, sobre todo en el anfiteatro y con un perfil diferente al que suele acudir al ciclo de Conciertos del Auditorio, con el que colabora LA NUEVA ESPAÑA.

En las butacas había ayer numerosos jóvenes, estudiantes de música la mayoría, atraídos por “Les Vents Français”. La formación de flauta, oboe, clarinete, fagot, trompa y piano tiene tal dominio de la situación que se puede decir que incorpora el fenómeno fan a la música de cámara. Emmanuel Pahud (flauta) es uno de los motores de la formación, pero también François Leleux (oboe) tiene su gancho. Al final del concierto, un grupo de alumnos del Conservatorio aguardaba a que saliera de los camerinos. Y se destapó como un artista carismático durante ese breve encuentro.

Todo esto es fruto de una solvencia musical que no se ve tan a menudo cuando un grupo sale sin orquesta. El concierto, con obras de Saint-Saens, Hindemith, Mozart, Klughard y Poulenc, era de mucha exigencia. Y cumplieron con creces. Tocaron muy afinados, perfectamente empastados como conjunto y con un sonido totalmente uniforme. Buenos ataques a los temas y las entradas bajo el mismo criterio redondearon una actuación de muy alto nivel. En escena ofrecieron una compenetración perfecta, demostraron complicidad e incluso se permitieron en algunos momentos interactuar entre ellos, lo que el público agradeció. Acabaron muy aplaudidos con el “Sexteto para viento y piano F.P. 100” de Poulenc, lo que les llevó directamente a ofrecer de propina “Gavotta”, de Ludwig Thuille.

Fue el colofón a un concierto de gran calidad de principio a fin. Ya de inicio, se vio con “Caprice sur des aires danois et russes” una destacable alternancia de timbres, un diálogo equilibrado entre los instrumentos y un juego con los planos sonoros que el grupo tiene muy interiorizado. Fue una gran velada, con un gran grupo y, también, un gran y agradecido público.

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