Los Mossos d’Esquadra investigan la muerte de una mujer cuyo cuerpo fue hallado completamente calcinado al apagar un fuego de matorrales declarado a las tres de la madrugada de ayer junto a la BV-1229, la carretera que une Sant Vicenç de Castellet y el Pont de Vilomara, en el Bages, provincia de Barcelona. A unos 50 metros del macabro descubrimiento, los policías encontraron también el cadáver de su marido y, prácticamente ilesa, a la hija de ambos, de 2 años. El padre y la niña, que solo sufría alguna quemadura, estaban en el coche. Según los primeros indicios recabados en un caso que se encuentra bajo secreto de sumario, el hombre mató a la mujer y después se suicidó. La víctima había presentado una denuncia contra el sospechoso por violencia verbal y ambos se estaban divorciando.

Minuto de silencio en el Raval de Montserrat, en Tarrasa. | Efe

Según fuentes policiales, el hombre se quitó la vida ahogándose con el cinturón de seguridad del coche mientras su hija estaba en el asiento trasero. Sin embargo, confirmar cómo mató a la mujer costará bastante más, pues el efecto de las llamas lo complica. No obstante, hay algunos testimonios que sí aportan algo de luz a lo sucedido: una hora antes de quitarse la vida, el hombre había enloquecido.

Poco antes de las tres de la madrugada, los antiguos dueños del restaurante “Les Arrels” oyeron el ruido de un coche llevando al límite el motor frente a su casa. El conductor estaba fuera de sí, haciendo trompos, frenético, en plena noche. “Llamamos una y otra vez a los Mossos d’Esquadra, pero nadie acudía a ayudarnos. Y teníamos miedo de que se tratara de un loco y que acabara saliendo del coche con un cuchillo”, explicó ayer la antigua dueña del local a los periodistas que seguían el trabajo de la policía científica en el coche donde apareció el cadáver del hombre y del que fue rescatada la niña, que tras ser atendida en un centro médico está en manos de la Dirección General de Atención a la Infancia y la adolescencia.

La espera de patrullas que no llegaban se hizo cada vez más desesperante para este matrimonio de jubilados. El conductor seguía haciendo trompos de madrugada junto a su casa. Se quedaba atascado, pisaba el acelerador a fondo y los neumáticos gruñían atrapados. Después, se liberaba y volvía a conducir en círculos, con los faros enfocando a todas partes e iluminando las ventanas de la vivienda del matrimonio de forma intermitente. Y la policía seguía sin llegar. La pareja no pudo esperar más y el hombre cogió su coche y se marchó a Sant Vicenç de Castellet a buscar ayuda a la comisaría de la policía local mientras su mujer se quedaba encerrada en casa. Fue en balde. Los agentes estaban atendiendo otro servicio y tuvo que regresar solo. Por fortuna, un hijo del matrimonio sí pudo acudir a hacerles compañía y tranquilizarlos. Fue más o menos entonces cuanto esta familia oyó el grito de una niña. A los pocos minutos vieron también llamas en uno de los márgenes de la carretera. Salieron al exterior, desplegaron mangueras y trataron de apagarlo. En ese momento llegó la primera patrulla de Mossos. Y después, un camión de bomberos para apagar un fuego que no creció porque no había viento. Policías y bomberos descubrieron el cadáver calcinado de la mujer. Y la familia que había estado “más de una hora» llamando al 112 recordó que a unos pocos metros de donde estaban había un conductor enloquecido que había estado más de una hora haciendo trompos y ahora estaba en silencio.