La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Alejandro Portes | Sociólogo, premio “Princesa de Asturias” de Ciencias Sociales 2019

“Los negacionistas, con una visión semifascista, han politizado la pandemia”

“Los inmigrantes contribuyen a la economía y al mantenimiento demográfico de España, sin ellos se vaciaría como está pasando en Japón”

Alejandro Portes. | | IRMA COLLÍN

El sociólogo Alejandro Portes (La Habana, Cuba; 1944), premio “Princesa de Asturias” de Ciencias Sociales 2019, conoce bien el trabajo del economista Amartya Sen, el ganador de este año en esa misma categoría. “Es uno de los economistas del desarrollo más progresistas”, comentó ayer en Oviedo, donde viajó para asistir a la ceremonia de entrega de los galardones. Portes, nacionalizado estadounidense desde 1968, coincide con Sen en que “la democracia y la participación son parte del desarrollo”.

–¿Qué tal han salido paradas la democracia y las libertades de la pandemia?

–En Estados Unidos las medidas para resolver la epidemia se han politizado extraordinariamente. La negativa a vacunarse se asocia a la lealtad al ex presidente Trump. El mandato de usar mascarilla se ve como una restricción a la libertad individual, lo que es absurdo porque la vida en sociedad está llena de regulaciones –el código de circulación, el pago de impuestos...–. Lo más grave es que las medidas médicas necesarias para atajar la epidemia se han politizado y hay un desfase tremendo entre las áreas con toda la población vacunada y que se usa máscara y aquellas en las que la población se resiste a vacunarse y a ponerse la máscara, con una oposición feroz, que amenaza no solo la salud sino la propia democracia. Estos grupos negacionistas tienen una visión semifascista y politizan muchísimo la pandemia.

–¿Los movimientos negacionistas ponen en riesgo la democracia?

–En Estados Unidos, lo que ocurrió el 6 de enero fue una tentativa de golpe de Estado y puede repetirse, porque el partido demócrata está muy dividido y la oposición derechista se consolida utilizando a la población blanca menos educada de los estados centrales, que es la que apoya a los republicanos. En las próximas elecciones pueden ganar y si eso sucede no solo afectará a las minorías y los emigrantes sino también a las políticas de salud pública, que son necesarias para afrontar esta situación. El presidente Biden se encuentra en este momento con un tremendo desafío.

–Gloria Steinem se disculpó hace unos días en Oviedo en nombre de los Estados Unidos por haber obligado al resto del mundo a soportar a Trump.

–Estados Unidos es un país democrático pero la democracia puede ser eliminada y superada como pasó en Alemania a principios de los años 30. No hay que olvidar que Hitler fue elegido por el voto popular. Trump es un líder carismático de derechas antidemócrata, busca perpetuarse en el poder y tiene a una parte de la sociedad norteamericana que lo apoya porque piensa que está perdiendo el país, es un sector de la población blanca que sufrió mucho con la desindustrialización del país y que piensa que los negros y los inmigrantes se están quedando con Estados Unidos.

–¿Ha cambiado algo en la frontera sur de Estados Unidos con Biden?

–Trump cerró las fronteras tanto del Medio Oeste como de Centroamérica; la nueva administración está tratando de ser más humanitaria pero al hacerlo crea un efecto llamada en los países emisores, pequeños países de América Central que han implosionado políticamente y generan grandes caravanas de inmigrantes que asustan a la población nativa y juegan a favor de la derecha, que dice que el país está siendo invadido –lo cual es una gran exageración–. El gobierno demócrata está intentando recuperar las políticas humanitarias y comportarse de una forma decente, pero además tiene que frenar esos flujos de refugiados que no tienen un papel en la economía y en el mercado y que fortalecen la postura de Trump.

–En Europa los inmigrantes también son un arma arrojadiza en política.

–El problema de los flujos incontrolados a través del Mediterráneo y hacia Canarias es que generan alarma en la población nativa y pueden facilitar el surgimiento de movimientos nacionalistas de extrema derecha, como ha pasado en Francia con la extrema derecha antiinmigrante y en Inglaterra. El Brexit fue un voto de la clase trabajadora británica contra la inmigración de la Europa del Este, a cualquier costo. El Brexit es similar al muro de Estados Unidos. España ha tenido suerte, ha sabido manejar los flujos de inmigrantes. Ese flujo aquí es del 13 por ciento, el mismo que en Estados Unidos, pero en España los hijos de inmigrantes se han integrado bien, son los nuevos españoles han contribuido a la economía y al mantenimiento demográfico. Sin inmigrantes España se vaciaría, podría ocurrirle lo que le está ocurriendo ya al Japón que pierde un millón de habitantes al año y tiene áreas enteras despobladas.

–¿No se puede sacar partido de la inmigración?

–Claro que sí. Hay que regular el flujo migratorio, para que no se produzca de manera caótica, y para eso hay que ir a los países de origen, llegar a acuerdos, comprarlos incluso para desarrollar programas de inmigración regulada. Ahí está lo que ocurrió en Ceuta. Marruecos, que no es uno de los países más pobres de África pero tiene mucha población joven, sólo tuvo que levantar la guardia y se metieron diez mil personas. Marruecos es un estado tapón y es necesario que los países receptores de su inmigración operen allí y posibiliten programas de inmigración regulada.

Compartir el artículo

stats