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Oviedo, al nivel musical de Madrid: cerró el sábado una temporada mayúscula de los Conciertos del Auditorio

Por el escenario del Príncipe Felipe pasaron artistas de la talla de Argerich, Fischer, Pahud, Gergiev, Michael Barenboim o Matthias Goerne

Forma Antiqva, durante su concierto en el Auditorio Nacional. Cristina Asensio

El ciclo Conciertos del Auditorio, organizado por la Fundación Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Oviedo, selló la noche del sábado una temporada mayúscula en, prácticamente, todos los aspectos. No solo se ha mantenido el número de conciertos respecto a ediciones anteriores, sino que la calidad no ha mermado un ápice. Figuras de la talla de Argerich, Fischer, Pahud, Gergiev, Michael Barenboim o Matthias Goerne se han dado cita en una ciudad que, a pesar de sus limitaciones evidentes económicas y demográficas, se permite desde hace varias décadas, codearse, en el plano nacional, con Madrid, Barcelona y Valencia. Eso sí, con unas entradas infinitamente más baratas a las de estas urbes.

La reinvención es lo que sin duda ha hecho que el abonado ovetense mantenga su fidelidad. En un panorama donde todavía están muy presentes las limitaciones por la pandemia, la dirección artística del ciclo ha escorado de forma inteligente la programación hacia el repertorio barroco apostando por la presentación, en formato concierto, de varias óperas, o los conciertos temáticos de Navidad y Semana Santa con la música de Bach como protagonista.

Pero también ha resultado todo un acierto el abono para los tres contratenores más renombrados del momento: Fagioli, Jaroussky y Orlinski. Sus propuestas diversas sintetizan la idiosincrasia de este ciclo que permite espacios para el barroco más pasional y subyugante y otros para la tranquilidad y el intimísimo del “A sa guitare” de Jaroussky. Además, se ha logrado un equilibrio entre agrupaciones internacionales y asturianas (como “Forma Antiqva” o “El León de Oro”) y se han estrenado dos obras de maestros de la “tierrina”.

Bien es cierto que los conciertos de Hagen con la Camerata Salzburg y Fischer con la Academy of St. Martin in the Fields han flojeado en cuanto a asistencia, pero el público no es ajeno a la calidad artística de la programación y ha respaldado el ciclo con una asistencia muy superior a la de otros abonos que se celebran también en el Príncipe Felipe.

Por otra parte, las Jornadas de piano Luis G. Iberni se han hecho treintañeras durante este curso. Para celebrarlo, desde el Cuarteto Quiroga hasta Martha Argerich (pasando por Buchbinder, los hermanos Jussen junto a un ensemble de la Filarmónica de Berlín o el reconfortante “Viaje de invierno” en la voz de Goerne) han desfilado por el auditorio y obrado su magia sobre el Steinway municipal. El lunar que podemos añadir en este sentido es la condensación de estas jornadas de piano durante el primer trimestre de la temporada, celebrándose tan solo un par de citas en los meses comprendidos entre enero y mayo. En toda esta programación ha emergido la figura de la orquesta Oviedo Filarmonía. La OFIL se ha consolidado como una formación muy sólida y dúctil, sabiendo ajustarse a programas variados y complejos, pero manteniendo siempre el nivel al que nos tiene acostumbrados desde que Macías se puso al frente.

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