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Un balón de Nivea, el selfie de un beso, un bordado con una rosa... Los vestigios del verano de amor de Noemí Iglesias que subastó ayer en el Thyssen

La artista langreana culmina su experimento estival sobre las relaciones románticas con una concurrida subasta en el museo nacional

Salvador García dirige la puja de «Summer Boyfriend Wanted» en el Museo Thyssen-Bornemisza. Fotos cedidas por Alejandro Cuadra

Un balón de Nivea, una reproducción en escayola de unos brazos que van de la mano, un selfie de un beso, un bordado de una rosa, una docena de huevos y un vídeo, unas pastillas para el mal de amores, un comecocos con actividades románticas para hacer en un día, una luna de porcelana con piedras de la isla de Wight y una fotografía de un tatuaje compartido. Esos son los vestigios del verano de amor de Noemí Iglesias Barrios, subastados ayer en el Museo Thyssen-Bornemisza, en una performance que era en el fondo una reflexión sobre las convenciones en torno al amor romántico.

La artista langreana llenó el salón de actos en el que se presentó la culminación de su proyecto "Summer Boyfriend Wanted", con capacidad para 300 personas, y aún quedó gente fuera. el procedimiento era sencillo: ella contaba la historia en torno a cada uno de ellos y Salvador García, que ejerció de "Subastamor", dirigía la puja. "El que más amor podía ofrecer se llevaba el objeto", explicaba ayer Noemí Iglesias, ya acabada la performance. La pieza más preciosa resultó ser la luna de porcelana –la artista asturiana es toda una maestra ceramista– y por ella se pagaron 205 corazones de caramelo, la moneda oficial del evento que recibieron a los asistentes a su llegada.

Noemí Iglesias, presentando los objetos a subasta.

La performance formaba parte del ciclo "Visión y presencia", comisariado por otra asturiana, la gijonesa Semíramis González. La historiadora del arte emprendió este proyecto antes del verano y lo cerrará en octubre, con una performance de la artista guatemalteca Regina José Galindo.

Semíramis González y Noemí Iglesias culminaron el experimento más que satisfechas. "Todo el mundo salió emocionado", comentó la primera. "La gente fue muy participativa, se reía y se quedó a hablar al final", añadió la artista. Ahora, antes de emprender algún nuevo proyecto, Noemí Iglesias querría publicar un libro que recoja toda la documentación de su "Summer Boyfriend Wanted".

Un bordado.

Con la performance de ayer quedó cerrado el experimento amoroso de la asturiana. "Ha sido un verano amando, se acaba el verano se acaba la relación", bromeó. Hoy sale hacia Valencia, donde participa en la apertura conjunta de la temporada de las galerías de arte contemporánea de la comunidad, Abierto Valencia 2022, compartiendo espacio en Shiras Galería con el Premio Nacional de Artes Plásticas, Rafael Canogar. Esta nueva exposición de Noemí Iglesias, titulada "Bling Bling Romance", también está comisariada por Semíramis González.

Una foto de un tatuaje compartido.

Hasta ahora la producción artística de Noemí Iglesias siempre ha girado sobre los clichés y las convenciones en torno el amor y los sentimientos, ya sea a través de instalaciones o performaces, como la de ayer en el Thyssen, o a través de sus delicadas piezas de cerámica y porcelana.

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