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Luján Argüelles estrena programa y publica libro: "No hay errores ni fracasos, lo que llega es para sumarte"

La comunicadora asturiana presenta en Netflix "¿A quién le gusta mi follower" y aconseja en su nueva publicación "elegir seguir feliz en este momento, no posponer la decisión, porque cada minuto cuenta"

Luján Argüelles.

Luján Argüelles se pasó seis horas retransmitiendo el incendio del Windsor y narró la muerte de Juan Pablo II. Información pura y dura antes de liderar a los "tróspidos" de "Quién quiere casarse con mi hijo", "Granjero busca esposa" o "Un príncipe para Corina". Con maestros en radio como Luis del Olmo ("Protagonistas"), Juan Antonio Cebrián ("La rosa de los vientos"), Carlos Herrera ("Herrera en la onda") o al frente de su propio espacio, "A ver si te atreves", la comunicadora asturiana (Salas, 1977) nunca ha dado un plano atrás. Ahora presenta en Netflix "¿A quién le gusta mi follower?" y publica el libro "Aprendiendo de nuevo a vivir". Con todo, saca tiempo en su agenda para atender a LA NUEVA ESPAÑA sin mirar el reloj.

Desea "feliz viaje" al final de su libro. Con consejo incluido: "Elijo ser feliz en este preciso momento. No voy a posponer la decisión. No la pospongas tú tampoco. Cada minuto cuenta". Son frentes distintos, claro, y exigen, admite, "desdoblarte mucho. El programa de Netflix es de entretenimiento para un público joven, con una temática más divertida y desenfadada. El libro es para personas de cualquier edad aficionadas a la lectura que estén dispuestas a poner los ojos en un papel. Y con una temática más profunda".

Que es...

"¿Cuál es el sentido de la vida?". Nada menos. ¿Lo sabe su autora? Háganos spoiler: "Yo sé cuál es el sentido de la mía. Saberlo, haberlo encontrado o haber decidido me da mucha seguridad. Mucha paz y serenidad. Me hace sentirme feliz". Y añade: "He sido sincera. Me he sentado y me he preguntado: qué puedo contar que haya sido importante y que me haya hecho despertar y sentirme bien después de todo un proceso. Cómo puedo hacer que el lector participe de ese viaje: de dónde he salido y a dónde he llegado".

Aquella niña de Salas...

No ha sido un camino fácil "y lo cuento para que se identifiquen conmigo". El objetivo era y es extirpar las creencias limitantes, y eso, desde la honestidad, entrañaba viajar a su infancia en Asturias, "compartir esa parte que me marcó, y que trajo consigo miedo en ocasiones o el lastre de sentirme poco válida para algo".

De aquella niña de Salas "queda todo, especialmente unos valores muy arraigados, aunque algunos ya no te sirvan y debas aprender otros. La gran mayoría de cosas que aprendí las quiero conservar. Y las conservo". Como el papel fundamental de los padres. "Las partes que han restado no te las quiero contar. Lo digo en el libro: lo que resta hay que apartarlo. Las rescato en él para que el lector se identifique y entienda, pero en el día a día no me recreo, nunca mais. No tiene sentido. Demasiada carga negativa. Como dice el cantante Sebastián Yatra, ‘yo soy feliz porque no me levanto todos los días desde hace años preguntándome si soy feliz’. Hay gente que lo hace y no siempre tiene la misma respuesta".

Su padre ha sido una persona "extremadamente trabajadora, que nunca ha faltado a su palabra. Ni una sola vez. Yo creo que lo van a meter en el Guinness de los récords. Son cosas que aprendes, sabes que está superbién pero también te dices que yo no quiero ser así. A mi padre habría que beatificarlo, pero en mi vida mi sino no es que me beatifiquen".

Días que dejan huella

El episodio de su amistad infantil con la hija de una mujer divorciada, qué mal visto aquellos años, ofrece algunas de las páginas más conmovedoras, y lacerantes también: "Siempre ha estado en mi memoria. Y cuando eso ocurre es porque algo ha dejado. Y hay que interiorizarlo, eliminarlo o superarlo. Hay cosas que te marcan porque no las entiendes, y a mí siempre me ha gustado entender, escuchar, aceptar que todo tiene cabida en mi vida. No prejuzgar. Pero la sociedad termina moviéndose por lo normativo. Ahí he tenido grandes sinsabores".

De adolescente devoraba revistas como "Ragazza" (que no se vendía sin encargarla, y solo lo hacía ella "a escondidas") o "Superpop". Hace tres décadas en una zona rural las cosas eran muy distintas y se pensaba que "esta niña se está perdiendo en pajaritos". Seguramente fliparía en colores si alguien le hubiera dicho que mucho tiempo después conocería personalmente en una gala a uno de sus ídolos, Richard Gere, todo un oficial y caballero, nada menos que un american gigoló. "No se lo conté porque no quería poner a prueba mi inglés. Pero debería". Pues sí, seguro que le habría gustado saberlo. "¡Imagínate!".

Todo es superable

Otras páginas movedizas del libro se refieren a la anorexia: "No he puesto mucho el acento porque han pasado muchos años y tenía que transitar por tantas temáticas... Tuvo un gran peso en mi vida pero ya no. Solo te acuerdas cuando tienes que revisitar, volver, construir, hacer relato de por dónde has ido y qué ha pasado. Mi intención es que la gente pueda ver que "todo es superable, incluso momentos muy difíciles como los que yo viví con 17 años, y que te tocan mucho y te hunden. No solo a ti sino a toda tu familia. Pero cuando tienes el apoyo de tu entorno y de grandes profesionales y la voluntad de salir adelante, siempre se sale. Mi caso era bastante particular. Cogí el control de mi vida a través del control de mi cuerpo. No tenía un problema de ‘me veo mal, me veo gorda’. No. Era más bien: controlando más mi cuerpo, controlo más mi vida".

Cuenta en el libro que "durante toda mi vida he caminado encorvada ocultando mis maravillosas tetas. ¡Sí, son maravillosas! (decirlo en alto también es liberador)". Y es que "tenía que contarlo para mostrar mi devenir emocional, sentimental o sexual. Y eso es importante en la valoración de una vida, cómo te encuentras, cómo estás, cómo vives, cómo te relacionas... Lo que no quiero es no ser honesta, y lo que tenga que contar, lo cuento".

Y eso incluye también las heridas sentimentales, que son una manera de reflejar "cómo intento vivir la vida y escribirla. Lo que atañe a terceras personas es la vida de ellas y hay que respetarlo". Su exmarido no ha podido leer el libro "porque está de viaje a Méjico por trabajo, pero estoy segura de que lo va a leer y también de que estará encantado porque nuestra relación es estupenda. El mayor regalo en la vida me lo hizo él".

Las herramientas a mano

¿Ha firmado las paces con su pasado? "¿Sabes qué pasa? Que he firmado las paces, sí, pero soy un ser humano como todos, y hay días en los que de pronto me acuerdo de algo y ¡me poooongo mala!, pero ahora sí tengo las herramientas para volver a colocarme en el lugar donde quiero estar. Me las dio el aprendizaje de los últimos años".

Vamos a dejar clara una cosa: "No hay recetas mágicas. Ni únicas. Pero es cierto que es complicado que cuando algo te arruina y ha sido devastador puedas pasar página y punto. Es más higiénico y aprendes más si analizas lo que ha pasado, esto te sirve y esto no. Y ahora tomo una lección consciente y paso página. Así, sí".

Antes de lo que vivamos hoy hubo personas que ya lo vivieron durante cientos de años y dejaron por escrito lo que es la vida. Las relaciones, los sentimientos... "Mucho, sin duda, pero casi todos los seres humanos lo experimentamos. Aprendes a vivir cuando quieres ser doctor honoris causa en la asignatura de la vida y empiezas a leer, a leer, a leer. Y a actuar".

Aprendiendo de "Pitu"

De Miranda, su hija, aprende todos los días: "Cuando somos niños somos verdad, nos reímos con todo, disfrutamos de todo, sin ponernos armaduras ni limitaciones, sin llenarnos de miedos o prejuicios. Cada frase que dice mi Pitu está cargada de sabiduría. Tú mira este mico, me digo. La llamo ‘pitu’, como las gallinas en Asturias, la empezó a llamar así una vecina del pueblo y luego hicimos lo mismo los demás".

No renuncia al amor a pesar de su divorcio: "No existen los errores ni los fracasos. Hay aprendizaje y existe la certeza de que lo que llega a tu vida llega para sumarte y para que disfrutes, para que escribas aquello que quieres dejar escrito cuando te vayas. En esa línea de espera tiene la certeza de que mi alma es estar enamorada del amor, y llegará. Claro que llegará".

No soportaba estar sola, "y cuando arranqué muy en serio con mi proceso, a pesar de pasarlo mal porque me veía muy ridícula en muchos momentos, estaba constantemente formándome, leyendo... Y de manera natural me encontré con que la soledad era una grandísima aliada".

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