Festival de Cannes (Día 10): Tarantino, cine contemplativo y dramas culinarios

Juliette Binoche, estrella en "La Passion de Dodin bouffant"

Juliette Binoche, estrella en "La Passion de Dodin bouffant" / GUILLAUME HORCAJUELO

Pablo Álvarez-Hornia

Pablo Álvarez-Hornia

El décimo día en Cannes ha sido variopinto. En La passion de Dodin Bouffant, de Anh Hung Tran, se nos sitúa en 1885 para presentar un drama romántico a través de la comida. Durante las más de dos horas de película se suceden plato tras plato como desarrollo de la relación entre los personajes que interpretan Benoît Magimel (este año con gran presencia en Cannes, quizás por su redescubrimiento el año pasado en Pacifiction) y Juliette Binoche, con el amor por la cocina no como trasfondo sino como centro de su relación y forma de expresar sus sentimientos.

El director Anh Hung Tran con los actores de  La passion de Dodin Bouffant

El director Anh Hung Tran con los actores de La passion de Dodin Bouffant / VALERY HACHE

Quentin Tarantino ha pasado por la Quinzaine —han comentado lo mucho que lamentan no haberle descubierto con Reservoir Dogs cuando tuvieron oportunidad— para charlar con la audiencia y quedarse a ver una copia en 35mm de una de sus películas favoritas, Rolling Thunder (1977). Aparte de animar al aplauso y vítores durante la proyección (a “ser un poco menos franceses”, ha dicho exactamente) se le ha podido ver en un estilo más comedido, quizás gracias al ambiente y a las buenas preguntas, en el que incluso ha llegado a corregir alguna afirmación exagerada que había hecho momentos atrás, saliendo así de personaje.

FILMFESTIVAL-CANNES/TARANTINO

FILMFESTIVAL-CANNES/TARANTINO / ERIC GAILLARD

Inside the Yellow Cocoon Shell de Thien An Pham e In Our Day de Hong Sangsoo han presentado dos propuestas muy diferentes al cine contemplativo. La primera, hiperestilizada y parca en palabras, y una duración de tres horas; la segunda, centrada en el diálogo y manteniendo la sencillez máxima de sus recursos durante su hora y veinticuatro minutos de metraje. Ambas son propuestas muy interesantes que logran detener el tiempo y reconstruir las vidas de sus personajes a través de pequeños detalles (alimentar a un gato, un trayecto en moto, una visita a un familiar…).

Cobweb de Je-woon Kim contrasta con la película del día anterior de Moretti, manteniendo el tono de comedia en su acercamiento a un rodaje de cine pero aquí tendiendo a lo histriónico y lo frenético, acercándose en ese sentido de humor exagerado y fantasioso a la película de Gondry presentada en la Quinzine, pasada por el tamiz del cine coreano más enérgico.

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