Lo mejor de Quique González

Escuchando el nuevo disco, que lleva por título "Me mata si me necesitas", tengo la sospecha de que quizá sea el mejor que ha hecho hasta ahora Quique González. Un disco que me transmite sensaciones de madurez, en el que cada verso está meditado y cada melodía surge con sinceridad, amén de los arreglos armónicos a cargo de la banda "Los Detectives". Pero faltaba la puesta en directo para confirmar si es el mejor o al menos mantiene la línea de los buenos.

Llegó a Gijón para ser recibido por un numeroso público que transmite cierto aire intelectual y que no se conforma con cuatro cancioncillas pegadizas. Es un público fiel pero exigente, así que toca darlo todo. Un precioso escenario diseñado por Silvia Fernández recibió a la banda, que dividió el concierto en tres partes: la primera, con temas de su nuevo álbum; la segunda, con éxitos anteriores, y la tercera, con el resto de las canciones del último disco.

Desde el comienzo, con el tema "Los detectives", se va creando una atmósfera sonora que transmite buenas vibraciones. Cada instrumento está en su sitio y la voz, un poco estridente al principio, va mejorando a menudo que avanza el repertorio. El contraste al peculiar timbre de voz de Quique lo pone Nina de Juan, cantando los coros y luciéndose en solitario con algunas estrofas de "Charo" y otras más. Una voz con carácter y timbre muy bonito. Cierra la primera parte con "Cerdeña", iniciado en la intimidad de la voz y guitarra, al que se suma el resto de la banda en la segunda estrofa, manteniendo ese carácter íntimo muy acorde con los versos. En la segunda parte destacaron numerosos temas como "Caminos estrechos" o "Tarde de perros", del álbum "Salitre 48". Hubo buenos solos de guitarra por parte de Pepo López, y Quique demostró que la armónica a lo Bob Dylan no se le da nada mal.

Lo mejor del concierto lo reservaron para el último bloque, iniciado con "La ciudad del viento" y seguido de "Salitre", convertido en todo un himno de obligada interpretación en los conciertos. Los sonidos del violín de Eduardo Ortega destacaron en varios temas, entre ellos "De haberlo sabido" y "La casa de mis padres", extrayendo notas un tanto veladas y rasgadas por la presión del arco para llegar poco a poco a su máxima amplitud sonora. Un temazo. También destacar el trabajo del teclista David Chuches, brillando en temas como "Polvo en el aire". Sabe escoger muy bien los sonidos que utiliza. Tras una gran interpretación de "Relámpago" -toda la platea de pie cantando-, toca bajar un poco las pulsaciones con "No es lo que habíamos hablado", con aire de blues, cantado en parte por Nina. El público, entregado totalmente, se pone de pie para corear "Pequeño rock & roll" y todo lo que quedaba, incluidos varios bises. Nadie quería volver a sentarse, porque el cantante y su banda fueron generosos y lo dieron todo en Gijón. Después de lo visto y escuchado, no me cabe ninguna duda: estamos ante el mejor trabajo de Quique González.

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