"Me costó bastante coger el sueño, por la tensión y porque estuve pensando en el partido". No siempre es fácil digerir el éxito. A Dani Martín le sobrevino en una anodina noche de copas, en la que rindió al sportinguismo y puso patas arriba El Molinón. La resaca llegó con la imagen del joven portero gijonés (19 años) en todas las portadas. "Me sorprendió mucho, el martes por la mañana no me lo podía imaginar", confiesa. Incluso podría decirse que resta méritos a su actúación: "Es lo que tiene que hacer un portero, parar las que pueda y no meter las que van fuera".

Con Mariño apurando su recuperación con vistas al sábado, el debate sobre el inquilino de la portería se ha abierto de plano, aunque Dani intenta mantenerse al margen. "Voy a seguir como siempre, soy un chico normal y las cosas de fuera no me cambian", asegura. Dani Martín encara con normalidad el día después de su irrupción en el primer equipo: "Hice un poco de regenerativo. El entrenador decidirá si voy con el primer equipo. Si no es así jugaré aquí con el filial contra el Ibarra".

Dani Martín cumplió su sueño desde que llegó a Mareo para incorporarse al cadete de primer año. Antes incluso, ya se imaginaba jugando en el Sporting, "como cualquier guaje de Gijón y de media Asturias". Fue también undía inolvidable para su orgullosa familia. "Cuando llegué a casa nos dimos un abrazo, pero casi no hablamos de fútbol. Precisamente se cumplía un mes del fallecimiento de mi abuela", explica con cierta emoción.

El objetivo inmediato del internacional sub-19 está claro y pasa por "seguir creciendo como futbolista". Su actuación sorprendió a propios y extraños. En el vestuario sus compañeros le dieron "la enhorabuena por su debut y por su buena actuación", pero ya sobre el campo fueron varios los rivales que se acercaron a él para felicitarle y conocerle mejor: "Me preguntaban si era mi debut y cuántos años tenía".