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Futbolista del Sporting

Santana: "Firmo ahora jugar la promoción de ascenso"

"Necesitamos de todos y si la gente se va tirando va a ser mucho más difícil"

Hernán Santana posa para LA NUEVA ESPAÑA en Mareo. J. J.

El sábado jugará su primer partido como rojiblanco en El Molinón, el campo en el que vivió "por primera vez fútbol profesional de verdad". Hernán Daniel Santana Trujillo (La Palma, Canarias, 26-8-1990), uno de los cuatro refuerzos del Sporting en el mercado de invierno, llega con ganas de repetir en Gijón el ascenso que ya vivió con la Unión Deportiva Las Palmas, el club de su vida. Y eso que su madre quería que se alistara al ejército y le hizo titularse en un módulo de equipos electrónicos "por si fallaba el fútbol". Patrón de navegación básica, tiene en la pesca su válvula de escape.

- ¿Qué sensaciones deja el derbi?

-Un sabor amargo. Había mucha ilusión en este partido. El equipo trabajó y puso ganas, pero no supimos reponernos a ese gol tan tempranero en el segundo tiempo.

- Parece que lo que más ha dolido es la falta de reacción del equipo tras el segundo gol.

-Aguantamos bien en la primera parte. El empate al descanso fue justo. En la segunda parte salimos de otra forma y el gol nos descolocó, nos tiró abajo todo. El equipo no supo gestionar los minutos siguientes.

- ¿Es comparable al derbi asturiano al canario?

-Es algo parecido. Son aficiones que se entregan y dan todo. Me quedé sorprendido porque se percibía esa rabia y energía acumulada quizá porque el Oviedo no ha pasado por una situación fácil durante los últimos años. Se hizo notar bastante en la afición.

- Se ha generado debate sobre el poso físico del equipo. ¿qué estilo debe tener el Sporting?

-Creo que el equipo tiene de todo: garra, coraje, buen físico y futbolistas de calidad como para que el Sporting no esté anclado como un conjunto que sólo juega directo. A la hora de tener la pelota somos capaces de gestionarla bien. No tenemos nada que envidiar a ningún rival.

- Usted ha vivido apuestas futbolísticas marcadas por el cuidado a la posesión, como las de Setién o Jémez.

-Con Jémez se buscaba un poco más de verticalidad, ser más prácticos. Con Setién era fútbol desde atrás, intentar dar los menos pelotazos posibles. Son muchos años en Las Palmas, trabajando con la misma filosofía, y cambiar choca un poco. Llegas aquí y ves a Jony que no para de tirar desmarques; el banda derecha, tres cuartos de lo mismo; recuperas balón, y todo es hacia adelante. Todo es salida rápida, por fuera, con centros. Intento adaptarme al estilo, pero dentro de un partido hay muchas fases. Creo que ningún equipo está preparado físicamente para apretar los noventa minutos y tirar cada vez que tiene la pelota. Hay que ser inteligentes y leer los diferentes momentos que se dan en noventa minutos. Equipos que se cierran atrás, como el Oviedo, lo que esperan es el pelotazo.

- ¿Fue con Setién cuando más ha disfrutado?

-El fútbol me ha regalado muy buenos momentos. Disfruté mucho con Herrera, en el año que conseguimos el ascenso. Con Setién se vivió un año que se recordará durante mucho tiempo porque el fútbol que hicimos fue reconocido no sólo a nivel nacional, también en toda Europa. Ahora quiero hacer grandes cosas en el Sporting. Este equipo tiene algo diferente, especial.

- ¿Herrera charló con usted para traerle al Sporting?

-Una vez que se supo que venía al Sporting, tuve una charla con Ángel (Rodríguez), el segundo entrenador de Herrera. Me dijo que a principio de temporada habían preguntado por mí, pero que recibieron un no rotundo de Las Palmas. El Sporting siempre estuvo ahí.

- Paco Jémez fue el técnico que le hizo debutar con 20 años ¿por qué no ha contado ahora con usted?

-No lo sé. Cuando hay nuevo entrenador, todo el mundo busca enchufarse de nuevo en busca de una oportunidad y no tuve las que deseaba. No podía estar sin jugar hasta el final de temporada.

- Torrecilla le definió como un centrocampista mixto, con robo de balón y buen pie.

-En el campo, hay que intentar ser lo más polivalente posible. Si puedes ofrecer algo en ataque y defensa, mejor que hacerlo sólo en una de las dos. Me dejo llevar dentro de un partido, obviamente con cabeza. En ese sentido me siento identificado con lo que me decía Paco Jémez: "Tú pa arriba, que es lo primero, ya habrá gente detrás que ajuste".

- ¿Se siente en el mejor momento de madurez personal y deportiva?

-Hay cierta leyenda de que a los jugadores canarios nos cuesta adaptarnos cuando salimos de las islas. En mi caso, lo veía como algo necesario. Estaré agradecido eternamente a la Unión Deportiva Las Palmas, pero como futbolista tenía la intriga de probarme fuera, en lo personal y en lo futbolístico.

- ¿Quién alimentó sus ganas de ser futbolista?

-De pequeño siempre me fijé en Alberto, un centrocampista que tenía la Unión Deportiva, y también en Jorge Larena. Con el paso de los años ya me fui fijando más en Xavi o Xabi Alonso? Da gusto sentarse a ver un partido de estos jugadores. Mucha gente ve el fútbol persiguiendo la pelota. En mi caso, dejo la pelota y me fijo en los movimientos de los centrocampistas. Buscas aprender de los mejores.

- ¿Qué influencia tuvo su tío, Moisés Trujillo (exguardameta del Universidad de Las Palmas), en que fuera futbolista profesional?

-Bastante. Era portero, pero siempre ha sido un gran pelotero. Iba a verle jugar todos los fines de semana. Incluso tenía curiosidad por estar en sus entrenamientos. Me daba muchos consejos. Gracias a él empecé a vivir fútbol profesional desde niño.

- ¿Qué han dicho de este salto?

-Mi madre, Pino, está contenta porque cree que es una oportunidad que me merecía, pero por otro lado, lo lleva mal. Echa de menos a su hijo mayor (Hernán tiene otro hermano, Eliot, de 17 años, que juega de centrocampista en el mismo equipo en el que él empezó, Club Deportivo San Juan). Además hay un hándicap importante. Tiene pánico a los aviones. Al final se atreverá a venir. Lo que no haga una madre...

- ¿Cómo fue su infancia?

-Somos una familia muy humilde de un barrio muy humilde de Las Palmas, Zárate. Me crié allí, jugué a fútbol allí, me abrí la cabeza allí? Todo me ha pasado allí. Cuando empecé en el fútbol profesional, el barrio fue mi casa no sólo por vivir allí, sino porque todo el mundo me arropó. Hace un año y medio que me compré casa fuera y he estado viviendo en la capital, pero no pasaba una semana sin ir allí dos o tres veces.

- Decía en su presentación que se adaptará rápido a Gijón por el mar.

-Es que me gusta mucho la pesca, de altura y tierra. La última captura importante fue una tuna de 107 kilos. Es algo que me transmitió desde pequeño mi abuelo, Alberto. Cuando estaba allí, no le daba importancia. Pero cuando venía para aquí, en el avión, pensaba en qué hubiera pasado de irme a Madrid. Allí la ciudad te engulle y aquí el mar te da desahogo.

- Creo que quiere comprarse una embarcación.

-Tengo el título de patrón de embarcación básico y ahora estoy preparándome para el de embarcaciones de recreo. Estoy en una pelea constante con mi novia para comprarnos un barquito. Quiero uno pequeñito, tampoco gran cosa.

- ¿Se pescará el ascenso?

-El equipo tiene posibilidades, pero hay que ponerse el mono de trabajo, sobre todo fuera de casa. En El Molinón se ve a un equipo fuerte, con la afición empujando. Hay que ser conscientes de que tenemos que empezar a puntuar a domicilio si queremos meternos arriba.

- ¿Firmaría jugar la promoción?

-Por supuesto, si no me das otra cosa la firmaría ya. Hay que ser realistas, el Huesca está muy bien, ¡qué menos que el equipo llegue a final de temporada a promoción! Y ahí, a dejarnos el alma. He jugado dos veces en este formato. El primero (eliminando al Sporting), perdimos el ascenso en el último minuto. El fútbol fue justo, y al año siguiente nos lo devolvió. Un ascenso es algo que cualquier futbolista debería de vivir.

- ¿Qué mensaje le envía a la afición?

-Para el futbolista la afición tiene que ser sagrada, los aficionados son los que mandan. Hacen un esfuerzo económico por estar ahí todo el año. Se merecen todo y más. Hay que pasar página del derbi y pensar en lo que viene. La Segunda División es muy larga y necesitamos de todos. Si a mitad del camino la gente se va tirando, será todo más difícil.

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